Donald Trump, el sempiterno machista y agresivo líder republicano, no la pasó nada bien frente a Kamala Harris. Y el hecho de que después de unos días declarara que en ese set le habían tendido una trampa, constituye una admisión flagrante de que no le fue como esperaba.
Lo que los televidentes sí tuvieron claro, en cambio, es que el magnate neoyorquino siguió siendo el mismo prepotente lenguaraz propenso a mentir sin medida, mientras que su contendiente era una mujer que supo domarlo y ponerlo a la defensiva con información mayormente verificada y argumentos sólidos.
De hecho, la queja del candidato republicano sobre los moderadores fue porque los dos periodistas encargados de manejar los tiempos y temas de la confrontación le aclararon más de una vez que lo que acababa de decir no tenía sustento en la realidad. Una labor periodística, al fin, para que ambos candidatos se centraran en los temas de fondo, en lugar de dar pábulo a discusiones banales sobre rumores, medias verdades y fake news propaladas en redes sociales y cenáculos afines a teorías de la conspiración.
De ahí que el momento más desopilante del choque fuese cuando Trump dijo que en un distinguido vecindario estadounidense de Ohio bandas de migrantes se estaban comiendo a las mascotas de los ciudadanos.
No fue el único comentario racista o xenófobo que soltó el republicano, pero sí puso en evidencia el descontrol verbal en que lo sumió la firmeza de su contrincante, como se comentó en CNN.
Casi se podría decir, según han observado algunos analistas, que fue una confrontación entre una candidata que acudió a la cita debidamente preparada e informada y otro que se confió en su labia y el torrente de falsedades que suele liberar en los mítines que convoca, sin que nadie lo desmienta o contradiga.
Este episodio podría ser un punto de inflexión en las preferencias, virtualmente empatadas hasta antes de la polémica. Y como en casi todos los sondeos dieron a Kamala Harris como ganadora del encuentro, Donald Trump –reconociendo quizás su inferioridad de recursos– ha anunciado que no volverá a debatir con ella. Debe anotarse, en ese sentido, que en ningún pasaje del cruce de palabras el expresidente se atrevió a mirar a los ojos a la candidata demócrata.
Un triunfo de Harris sería una buena noticia para la región y también para el Perú, que tiene en Estados Unidos una gran legión de migrantes.