El presidente Martín Vizcarra reiteró su compromiso de lucha contra la corrupción. (Foto: Rolly Reyna / GEC / Video: TV Perú)
El presidente Martín Vizcarra reiteró su compromiso de lucha contra la corrupción. (Foto: Rolly Reyna / GEC / Video: TV Perú)

Julio, mes de discursos, festejos, himnos y gratificaciones (para algunos). La calificación crediticia de nuestro país hoy es frágil y ya no somos la estrella de crecimiento de la región, según el presidente de la central de riesgos Moody’s. En un contexto de popularidad presidencial con mucho LAVA JATO y nulo CRECIMIENTO, se ha perdido el sentido de urgencia para atender la agenda económica.

Queda claro que se ha reducido la proyección de crecimiento del PBI. Se aspira, con las justas, a llegar raspando al 3%, teniendo en cuenta que en la primera parte del año se alcanzó poco más de 2%. En abril, el crecimiento fue prácticamente cero. Como el ABC de un aprendizaje, sin crecimiento real no hay empleo, sin empleo no se reduce la pobreza.

Lo logrado en los lustros anteriores impactó en el ensanchamiento de una clase media emergente que hoy define a nuestro país. Sin embargo, es muy precaria. Seguimos en la informalidad, la brecha en educación y salud es aún muy alta, y en infraestructura, tenemos décadas de déficit.

Esperamos que Vizcarra anuncie un shock de medidas que movilice a todos los actores económicos, productivos, financieros del Perú, que devuelva la confianza para las inversiones privadas. La popularidad per se no prende motores. Es necesario que arriesgue capital para liderar e impulsar esa agenda. Es verdad que en esta desaceleración han contribuido factores externos, pero la confrontación política permanente no ayuda a recuperar dinamismo económico. El piloto automático está encendido hace mucho, requerimos de un buen piloto que gane altura, estabilice el vuelo y nos conduzca a mejores destinos antes del bicentenario.

Presidente Vizcarra, que este 28 sea capaz de anunciarnos medidas muy concretas para que la rueda del desarrollo comience a funcionar de nuevo. Evite a los ideólogos que satanizan la minería y el modelo, y flexibilice el mercado laboral para darles espacio a nuevos trabajadores peruanos, aquellos que tienen ganas de comerse el mundo.

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