Viene una difícil semana para el gobierno, en la que deberá tomar decisiones importantes, incluyendo emitir el reglamento del decreto que liberará S/30 mil millones del BCR. Mientras más tiempo tome desembolsar esos recursos, más serán las empresas que entren en falencia y tengan que despedir trabajadores. No olvidemos que muchas veces lo perfecto es enemigo de lo bueno.

También tendrá que definir su postura sobre normas laborales, donde habría diferencias en el Ejecutivo sobre la flexibilidad que se debe dar a las empresas para salvarlas de una quiebra y así proteger puestos de trabajo en el mediano plazo. No es tiempo para posiciones dogmáticas ni para buscar cinco pies al gato. No se debe apoyar medidas que van contra lo que establece la Constitución.

El gobierno también tendrá que decidir si observa o no leyes controversiales desde el Congreso, como la que elimina temporalmente los peajes o la que libera fondos de los afiliados a las AFP hasta por 3 UIT, criticada por el BCR, la SBS y el MEF, y que reducirá las pensiones futuras para jubilados, inválidos y deudos de fallecidos.

Hacia el fin de semana se pronunciará sobre cómo se flexibilizará la cuarentena, decisión difícil, pues no llegamos al pico de contagios y tampoco podemos seguir con un nivel tan bajo de actividad económica. Se debe actuar con prudencia, pero con celeridad para seguir avanzando en la lucha contra el virus, para proteger familias y empresas y desarrollar un esquema para un retorno gradual de la actividad económica, priorizando las que generan mayor valor agregado dentro de límites aceptables de riesgo de contagio. Muchos frentes abiertos para un gobierno que hoy tiene mucha popularidad, una gran responsabilidad sobre sus espaldas y donde malas o lentas decisiones podrían hacer mucho daño.

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