Alan García estará otra vez en la megacomisión. (USI)
Alan García estará otra vez en la megacomisión. (USI)

La noticia de la intempestiva muerte del ex presidente Alan García justo en los momentos previos a su detención preliminar causó conmoción en todo el país, pero el tratamiento que se le dio a la fatal noticia en medios de comunicación, redes sociales y en el ámbito político debe llevarnos a una reflexión en seco.

Ponderación y serenidad es lo que se requiere en estos momentos, por el respeto a los deudos y simpatizantes del ex mandatario, por el espíritu de estos días de semana santa que vivimos y, en especial, porque el país así lo necesita.

Conviene recordarlo, pues personajes y medios habituados a la estridencia y a las medias verdades difundieron mensajes pretendiendo atribuir la culpa de la funesta decisión de García a los que consideraban sus enemigos políticos. E inclusive no faltaron quienes describieron los requerimientos del Ministerio Público como algo que llevó al investigado ex presidente a un martirologio, un producto del odio al contendor y de una justicia que supuestamente estaría abusando de información no corroborada, en búsqueda de popularidad.

Pero cuidado. La fatal decisión de Alan García no debe empañar el trabajo del equipo especial Lava Jato, cuyas investigaciones se realizan con estricto rigor y sin distinguir rangos sociales, colores y tiendas políticas. Los investigados, y eventuales encarcelados, provienen de casi todo el espectro político del país. Los fiscales deben seguir trabajando de la mano de la ley y con criterios razonables y proporcionales para evitar que sean señalados como abusivos.

Más que buscar chivos expiatorios, inventar conspiraciones y levantar cucos que habrían empujado al ex presidente a preferir la muerte antes que enfrentar la justicia, estos días deben servir para revisar y analizar la andadura de cada congresista, de cada líder partidario y de cada autoridad.

Debemos contribuir todos a que la política peruana salga del atolladero en que se encuentra y que las escenas que hoy conmocionan a nuestra sociedad no se vuelvan a repetir. Nunca más.

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