Todo el 2020 hemos escuchado de “distanciamiento social” y “aislamiento social” por la pandemia, sin embargo, hay otro tipo de aislamiento social que viene dándose desde antes y que quizá esta crisis ha acentuado.
En el documental de Netflix “The Social Dilemma” –muy recomendable– nos explican varios extrabajadores de las compañías de tecnología y redes sociales más grandes del mundo, los daños y consecuencias de estas herramientas.
Es innegable que las redes sociales y la tecnología le han traído muchos beneficios a la humanidad, empezando por la oportunidad de mantenernos “conectados” a cierto nivel. El problema es que un porcentaje importante de la población no gobierna esas fuerzas que se han desatado, sino que esas fuerzas nos gobiernan a nosotros.
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La tecnología puede ser adictiva, nos aísla, y si bien nos “conecta”, a la vez genera soledad. Afecta la calidad de nuestros vínculos. Promueve la cantidad en detrimento de la calidad.
Hace unos años salieron los resultados de un estudio valiosísimo hecho por la Universidad de Harvard donde se medía a lo largo de 75 años y en todas las regiones del mundo los aspectos que más influyen en la felicidad y en la salud humana.
El resultado fue el siguiente: El factor que más afecta –para bien o para mal– tanto la felicidad como la salud humana son las relaciones interpersonales. La calidad de las relaciones interpersonales. El ser humano necesita el contacto, la presencia, la piel, el olor, la oxitocina. Necesitamos relaciones profundas, donde uno pueda ser auténtico, libre, y a la vez esté presente la empatía.
La distancia social y la tecnología son necesarias pero no perdamos de vista los costos y las consecuencias. Hemos hablado varias veces de los elementos que aportan salud y bienestar como el deporte, la buena alimentación, la calidad del sueño, el contacto con la naturaleza, el tener un propósito en la vida. Pero no lo olviden: el factor número 1 para una vida con sentido y salud son las relaciones interpersonales. Hoy nos necesitamos más que nunca. Busquemos la distancia física, mas no la distancia social.