(Foto: Presidencia)
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Lo que faltaba. A la devastación de la pandemia, a la debacle de la economía, el Perú debe sumar ahora una crisis política de inesperadas proporciones. Por intentar tapar una asesoría de poca monta, el presidente Martín Vizcarra ha terminado envuelto en una oscura trama para acomodar testimonios ante la Fiscalía. Y en la esquina opuesta, un Congreso de la República que no termina de encontrar la brújula, liderado hoy por el antaurista Edgar Alarcón, convertido en “moralizador” con nada menos que 6 investigaciones abiertas en su contra por delitos de corrupción.

Los audios propalados ayer, sin embargo, no dejan lugar a dudas: Vizcarra instruye a dos de sus subordinadas inmediatas con lo que deben responder a los interrogatorios sobre el affaire Richard Swing, personaje que, de paso, también deja oír su atiplada voz (“Le ordené que cerrara el Congreso”), quejándose de la demora en sus pagos.

La torpeza con que el jefe de Estado se ha conducido es monumental, ciertamente, pero, por favor, los hechos en su exacta dimensión. Seamos cuerdos. El habitual despiste de este Congreso no puede hacerle el juego a los antisistema, que han encontrado en este disparo al pie de nuestro primer mandatario una oportunidad para sacar provecho de la coyuntura y pescar a río revuelto, enfocados como andan en minar la democracia y sus instituciones a la primera que se les presente, como tantas veces se ha desprendido de la prédica de Antauro Humala y de sus exaltados seguidores, convencidos todos de que la política es como un torneo de paintball.

El país no está para vendettas ni ‘guerritas’ de egos entre los poderes del Estado. Que el señor Vizcarra responda como ciudadano ante la justicia por sus actos –que, en este caso, trascienden lo meramente moral– desde el día siguiente de haber cumplido su mandato. Faltan solo siete meses para las elecciones presidenciales: sería totalmente irresponsable generar una nueva ola de inestabilidad –convertida, por acumulación, en eventual tsunami que el país no podría resistir– en medio de la lucha contra una pandemia que la humanidad no termina de entender ni mucho menos de vencer.

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