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Redacción PERÚ21

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Carlos Basombrío,Opina.21La tentación de meter plata "discreta" en campañas para beneficios posteriores es universal. En el Perú, en el marco de la informalidad, del deterioro de la política y el crecimiento del crimen organizado, esto ha ido empeorando. Baste ver sus resultados en el nivel y turbiedad de tantos elegidos, desde lugares muy pequeños, hasta posiciones muy encumbradas.

Reducir el dinero sucio no es la panacea para recuperar la política, pero sin duda ayudaría. ¿Cómo? Para empezar contrastando, en serio, lo que declaran los partidos con los gastos realizados. Las "rendiciones" han sido una burla en virtualmente todos los casos, incluyendo los últimos, con las campañas del SÍ y del NO riéndose de la ciudadanía en Lima.

Hay que darles más atribuciones y recursos a los organismos electorales para hacer buen control, a la vez que elevar las sanciones por reportes falsos (incluyendo, pero no limitándolo a la pérdida de inscripción). Pero, con 18 de partidos nacionales, más de 200 locales y miles de candidatos al Congreso con campañas individuales propias, se hace muy complicado.

Es imperativo reducir el número de contendores. Para el Congreso, eliminemos el perverso voto preferencial. Elecciones internas fiscalizadas por la ONPE y cuota para invitados reducirán el número de impresentables que, con dinero de dudosos orígenes, hacen campaña para sí mismos.

En segundo lugar, habría que subir en 2 o 3 puntos porcentuales la valla de permanencia por cada "partido" sumado a una alianza. De lo contrario membretes vacíos seguirán persistiendo, escondiéndose detrás de grupos con capacidad de pasar la valla, para que en la siguiente elección sus "dirigentes" los usen como "vientres de alquiler" para el que paga más.

También se podría reducir el número de grupos en elecciones locales, permitiendo sólo regionales con obligación de presentar candidatos en al menos 80% de distritos y provincias. Menos caudillos dueños de su membrete y más fácil fiscalización.