Perú peleará por defender la denominación de origen del pisco ante Chile. (Foto: GEC)
Perú peleará por defender la denominación de origen del pisco ante Chile. (Foto: GEC)

Los chauvinismos no me gustan. Tampoco celebro las confrontaciones con Chile, un país con el que tenemos muchas más coincidencias que diferencias, pero ya que el mismo Piñera ha puesto sobre la mesa nuevamente la historia del pisco y Chile, esta es una buena oportunidad para decirles a mis amigos del sur que esa discusión es ridícula. Muy bien lo dice el historiador Dargent Chamot del que he sacado el título para esta columna y algunos de los siguientes datos que espero que lleguen al Palacio de La Moneda.

El vocablo quechua ‘pisku’, ‘phishgo’ o ‘pishco’ fue usado en territorio peruano desde bastante antes de que lleguen los españoles. Así se les llamaban a los pájaros que, varios siglos atrás, dieron nombre al puerto, pueblo y río de Pisco, la ciudad peruana. El topónimo ‘Pisco’ para identificar esa zona del país apareció en los mapas de Sudamérica desde mediados del siglo XVI. A eso sumemos que al menos desde 1613 el pisco se produce en la región de Ica, donde queda Pisco, en lo que siempre fue territorio peruano, como consta en el testamento de Pedro Manuel ‘El Griego’, así como en otros varios documentos y papeles notariales de esa época.

Si lo anterior no los convence, recuerden que cuando capturaron el puerto de Pisco, las tropas chilenas quedaron extasiadas con la calidad de nuestro destilado y, por eso, Chile pirateó el nombre. Recién le pusieron ‘pisco’ a su aguardiente en 1882, en plena guerra. Si con eso no están satisfechos, amigos del sur, no olviden que, como parte de este proceso de usurpación, recién en 1936 decidieron que un pueblo en el valle de Elqui lleve el nombre ‘Pisco’. Las cosas como son.

Mucha suerte en los Panamericanos 2023. En el proceso disfruten de nuestro pisco, que es para compartir.

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