Discriminación rampante. (Foto: Leandro Britto)
Discriminación rampante. (Foto: Leandro Britto)

Otro caso de flagrante discriminación avergüenza a los limeños. El incidente, que tuvo lugar el sábado pasado y ha sido ampliamente difundido en los medios, tuvo como protagonista al gerente del restaurante La Panka Bordemar, Jorge Mendoza Ríos, quien, primero, no respetó el estacionamiento ni la rampa para discapacitados de su local –su camioneta ocupaba esa zona del parqueo– y luego habría tenido un comportamiento prepotente con quienes justamente se lo reclamaron, pues pretendían ingresar al local a consumir, Jorge Carrión Cabrera, su hija y su madre, dos de ellos con distintas discapacidades, presionándolos para que se retirasen de su propiedad

Aunque el local fue cerrado de inmediato por la Municipalidad de Barranco y por los dueños de la franquicia, que, al día siguiente, además, se solidarizaron con las víctimas del atropello, marcando distancia con el comportamiento del gerente, de comprobarse los hechos, la empresa podría llevarse una multa cercana a los 2 millones de soles.

Sin embargo, con todo lo emblemático que es, no se trata de un caso aislado. La directora de Fiscalización y Sanciones del Consejo Nacional para la Integración de la Persona con Discapacidad (Conadis), Rosa Marroquín, indicó que la discriminación, al ser un delito, podría sancionarse con dos o tres años de cárcel e insistió en que no era solo un problema de funcionarios de entidades públicas o privadas: la población en general no está sensibilizada con el tema.

Esta discriminación ocurre diariamente en el transporte masivo, cuando impiden o no facilitan para nada el acceso a los discapacitados. Como también sucede con espacios culturales, deportivos o recreativos, que no cuentan con las mínimas condiciones para recibir a estas personas, así que simplemente les impiden el ingreso. “Al día, podemos recibir entre 30 o 50 denuncias. Tenemos 149 expedientes (de) infracciones que giran en torno a educación, accesibilidad, empleo, discriminación, entre otros”, explica Marroquín, lo cual nos da una idea de lo grave que es la situación de los discapacitados en este país.

Es hora, pues, de que los peruanos no nos limitemos solo a escandalizarnos ante hechos aparentemente aislados, que no lo son en absoluto, sino que se repiten todos los días. Es hora de actuar bien.

TAGS RELACIONADOS