[Opinión] Mónica Delta: “Dina ¿Calentando en la banca?”. (Foto: archivo GEC)
[Opinión] Mónica Delta: “Dina ¿Calentando en la banca?”. (Foto: archivo GEC)

¿Hay desenlace a la vista en esta interminable crisis política? Lo único cierto es que el pronóstico es muy reservado. No hay peor enemigo, no importa el tamaño de los protagonistas de la pelea, que el que está herido y se siente acorralado. El presidente Castillo lo único que sabe bien es que si lo vacan o lo suspenden, dejará la comodidad de Palacio y, muy probablemente, irá a prisión. Sus ministros serán responsables de cualquier infracción constitucional y los legisladores van entendiendo que su “disolución “puede estar muy cerca, que sus pretensiones políticas y su sueldo fijo en la administración pública como los privilegios de la misma acabarían más rápido que lo que canta un gallo.

La tercera moción de vacancia, cuya admisibilidad se discute hoy, será, probablemente, la última que presentará este Congreso. Lo que evidenciará es si la respuesta legislativa cambia definitivamente el juego político o si, Pedro, Aníbal, Bermejo y Betssy, les ganan la partida torciéndoles el brazo hasta romperlo. Mientras tanto, doña Dina Boluarte calienta en la banca de suplentes. Para curarse en salud –y porque la designación de Chávez como primera ministra era una bofetada para ella–, renunció antes de que se cometiera el “foul en el área chica” de la cuestión de confianza y porque, ante los ojos de varias bancadas, podría quedar “expedita” para el reemplazo constitucional de Castillo porque perciben como peligroso que recaiga en el presidente del Congreso. El primer acto de “amor acordado” sería que la liberen de la acusación que pende sobre ella en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales. Veremos.

Mientras tanto, ya estamos en tiempo complementario y los penales definirán el resultado. El que pestañea comerá el polvo de la derrota. Aquí no hay VAR y no sabemos de qué lado están el árbitro y los jueces de línea, pero, sobre todo, no sabemos si estarán a la altura a la hora de la verdad. Lo que sí aseguramos es que la tribuna está llena, harta, tensa y, definitivamente, no está del lado de los que están en la cancha “sacándose los ojos” y provocando los golpes más bajos. Avisados estamos.