"Ha habido un triunfo de la diplomacia de nuestra América Latina y caribeña", afirmó Jorge Arreaza. (Foto: EFE)
"Ha habido un triunfo de la diplomacia de nuestra América Latina y caribeña", afirmó Jorge Arreaza. (Foto: EFE)

Ayer, la detención arbitraria de Juan Guaidó mostró al mundo el régimen dictatorial de Nicolás Maduro en todo su esplendor, actuando como una organización criminal y no como un Gobierno democrático, como aclama ser. La ilegal interceptación del vehículo del presidente de la Asamblea Nacional fue perpetrada bajo amenazas, armas en mano y por agentes enmascarados de inteligencia del Sebin cuando el opositor se dirigía a un cabildo abierto.

Este es un acto de intimidación del chavismo que ve como amenaza a Guaidó, quien se ha declarado presidente interino de Venezuela y es reconocido como tal por Brasil y la OEA. El secuestro se dio a solo unos días de que Maduro asumiera su segundo mandato presidencial. Lo hizo en una ceremonia irregular por no haberse realizado ante el Congreso, tal como lo dispone su Carta Magna (artículo 231), y asumiendo un periodo ilegítimo dadas las fraudulentas elecciones en las que fue elegido.

Maduro tiene sumida a Venezuela en la más grande crisis económica y humanitaria de su historia. Sus ‘logros’ son estos: más de tres millones de niños, mujeres y hombres que han migrado hacia otros países y una hiperinflación que supera el millón por ciento.

La postura liderada por el Grupo de Lima resulta clave en este esfuerzo por desmontar la dictadura en Venezuela. Desde 2017 ha sostenido una crítica constante al régimen y ha acordado, tras la investidura de Maduro, ofensivas diplomáticas, como la regulación de las relaciones diplomáticas, la prohibición del ingreso a sus territorios a la cúpula chavista, y medidas económicas y financieras.

Todas son sanciones hechas en el marco del Derecho Internacional y tienen como objetivo presionar y aislar al chavismo para que restablezca el orden democrático en Venezuela. Este esfuerzo de la Cancillería y del pueblo peruano de recibir de manera solidaria a los migrantes venezolanos tiene, lamentablemente, críticos en el propio frente interno. El congresista Rogelio Tucto, del Frente Amplio, siguiendo la misma línea discursiva de Maduro y sus compinches, ha pedido al Grupo de Lima no entrometerse en “los asuntos internos” de Venezuela, acusa a EE.UU. y culpa a los venezolanos migrantes de no estar “defendiendo a su patria de la injerencia extranjera”.

Si en 2016 había políticos peruanos que titubeaban cuando se les preguntaba si lo de Venezuela era una dictadura, a estas alturas es inadmisible que por cuestiones supuestamente ideológicas se respalde a un Gobierno criminal que desangra cada día más a nuestro hermano país.

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