El Gobierno estableció que el registro de visitas será publicado de forma digital. (Foto: Andina)
El Gobierno estableció que el registro de visitas será publicado de forma digital. (Foto: Andina)

Daniel Ortega tiene 11 años continuos en el poder en Nicaragua. Su vicepresidenta es su esposa. Su país está sumido desde hace ocho meses en cruentas protestas. Hay más de 325 muertos, cientos de desaparecidos, miles de heridos y unos 674 manifestantes detenidos por el solo hecho de ser opositores. Ortega dice que son terroristas, golpistas y hasta delincuentes comunes. Un Gobierno que despertó ilusión en su pueblo se convirtió en un régimen represor, que atenta contra derechos y libertades esenciales, y hasta ha incurrido en el allanamiento y confiscación de medios de comunicación.
Nicolás Maduro heredó la presidencia de Venezuela de Hugo Chávez, quien gobernó sin parar desde 1999 hasta su muerte, por un cáncer, en 2013.

Maduro manda desde ese año a punta de decretos. Fue reelecto en 2018, pero en un proceso cuestionable señalado por diversos mecanismos internacionales como comicios manipulados que no cumplieron las garantías mínimas. La crisis política se tradujo en colapso económico; el autoritarismo ha llevado a una crisis humanitaria. El Perú es testigo directo de esa debacle: más de 2.3 millones de venezolanos han huido desde 2015 de la escasez, la inflación, el hambre, la crisis sanitaria, la detención de opositores, la represión violenta. Este año acabarían con una inflación de 1’370,000% y para 2019 el FMI estima que será de 10’000,000%. Ahí hay que ser chavista para poder comer, para ganarse el pan y hasta para opinar. Evo Morales va por su tercera reelección consecutiva y su cuarto periodo presidencial en Bolivia. Desde que asumió el gobierno en 2006 no ha querido soltarlo. Él mismo propugnó una Constitución que solo permitía una reelección continua y en 2016 hubo un referéndum que rechazó la posibilidad de una reforma que le permitiría seguir en el poder. No obstante, el Tribunal Constitucional de ese país hizo una interpretación que avala la postulación de Morales en las elecciones del año que viene. Morales dice que solo quiere quedarse hasta 2025.

Y a pesar de ese panorama en el vecindario, donde los ejemplos de autoritarismo y regímenes dictatoriales son evidentes y claros, el congresista y vocero de Fuerza Popular, Carlos Tubino, dejó la tregua y volvió al modo ataque. Desde el Congreso, donde hace pleno uso de sus derechos y libertades como opositor al Gobierno, llamó dictador al presidente Martín Vizcarra. Un político en su posición debería hacer el esfuerzo de evitar las ligerezas.

Por su parte, el presidente Vizcarra también debería hacer un esfuerzo, tender el puente y recuperar el diálogo con el Congreso. Mirando la vecindad, los peruanos agradecemos la vida en democracia, pero aspiramos a que nuestras autoridades sean capaces de concertar voluntades para el desarrollo y la inversión.