Al asumir la presidencia del Congreso, Pedro Olaechea invitó, de inmediato, a dialogar al presidente de la República. El presidente, tras idas y vueltas, terminó aceptando conversar, a pesar de que la fecha del diálogo sigue siendo una interrogante. El problema, más allá de la fecha, pasa por la posición en la que se han ubicado las partes: si bien el señor Olaechea dio un mensaje firme, se entiende que la idea era conciliar posiciones.