(Perú21)
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Durante las elecciones estadounidenses de 1964, una revista publicó un artículo con el siguiente título: “¡1,189 psiquiatras dicen que Goldwater no es psicológicamente apto para ser presidente!”. El titular, que afectó la campaña presidencial del candidato republicano Barry Goldwater, omitía decir que se había hecho una encuesta a 2,417 psiquiatras y que la mayoría había respondido que Godwater sí estaba psicológicamente apto para ser presidente.

Sin embargo, la razón por la que este hecho pasó a la historia de la medicina contemporánea fue porque llevó a la Asociación de Psiquiatría Americana a establecer la “regla de Goldwater”. Nueve años después de este incidente, la asociación de psiquiatría más importante del mundo declaró que era una violación a la ética profesional que un psiquiatra comente sobre la salud mental de una figura pública a la que no ha examinado. ¿Por qué es importante esta regla? Porque nos protege de afirmaciones arbitrarias y prejuiciosas que pueden tener efectos sobre nuestras vidas.

Comento esto porque el otro día vi con bastante asombro cómo en el programa Sigrid.pe la psicoterapeuta Carmen González (“doctora cachetada” en el mundo de la farándula) analizaba con toda tranquilidad la mente y el inconsciente de Keiko Fujimori, y llegaba a afirmar que estábamos ante una persona “psicopática”. No se trata de una psiquiatra (los únicos que pueden diagnosticar trastornos, dicho sea de paso), sino de una psicoteraperuta psicoanalista ‒¡que ni siquiera figura como colegiada en la web del Colegio de Psicólogos del Perú!‒ que es conocida por comentar la vida de personalidades públicas. Por ejemplo, hace unos años señaló ‒sin mayores pruebas‒ que Tilsa Lozano no lloraba en televisión por su fallida relación con Juan Manuel Vargas, sino porque su padre o su madre no la había amado de pequeña. (Para una recolección de las perlas de esta señora, ver aquí: https://goo.gl/pFk93p)

Yo no soy fujimorista y nunca votaría por Fuerza Popular, pero este tipo de declaraciones me parecen carentes de toda ética profesional. Inaceptables en un país en el que la salud mental está tan estigmatizada y en el que se necesita con urgencia que se hable de estos temas con seriedad, desde la empatía y la comprensión. Estas declaraciones revestidas de “ciencia” sobre la personalidad, el inconsciente o los trastornos que puede tener una figura pública no aportan en nada al debate público ni mucho menos sirven a las personas que ‒según González‒ tienen problemas de salud mental.
De hecho, es denigrante que la señora González se ponga a afirmar en un medio público cosas como que el sufrimiento de Tilsa Lozano se debe a que su padre o su madre no la amó. ¿No ha pensado que esto puede afectar a Lozano o a su familia? Aún más, carece de total rigor científico que hable de la estructura mental de Keiko Fujimori y el trastorno que sufriría sin ser psiquiatra; únicamente en base a especulaciones sobre la niñez de la lideresa naranja y lo que percibe por televisión. Aquí no estamos ante el uso de la psicología como herramienta generadora de bienestar, sino como arma política para estigmatizar a quien no te agrada.

Hace un tiempo, la psicóloga Camila Benzaquen escribió un artículo apropósito del “Dr. Angulo” en el que nos advertía que no podemos acostumbrarnos a que haya personajes haciendo mal uso de las herramientas de la psicología para desprestigiar a una disciplina que sin duda tiene mucho que aportar. Así como esperamos que un médico de cualquier otra rama no haga diagnósticos ni prescriba recetas por televisión, no podemos tolerar que una psicoterapeuta especule sobre la salud mental de una persona a la que no ha tratado. Ya es momento que los medios empecemos a aplicar la regla de Goldwater y dejemos de dar cabida a estos personajes.


ACLARACIÓN:
Esta columna consignó que Carmen González no aparecía como colegiada en la web del Colegio de Psicólogos del Perú. En efecto, en la web no aparece como colegiada. Sin embargo, sí aparece como colegiada en la web . Posteriormente a la publicación de esta columna, el autor tuvo conocimiento de que existen dos grupos en medio de una disputa legal que reclaman ser el legítimo Consejo Directivo de Lima del Colegio de Psicólogos del Perú. La primera web pertenece al Consejo Directivo de la región Lima reconocido como legítimo por el Consejo Directivo Nacional del Colegio de Psicólogos del Perú. Sin embargo, y dado que el autor no está en capacidad de dirimir la disputa legal, reconoce que Carmen González aparece como colegiada en la web del Consejo Directivo Regional I - Lima.