El día después. (USI)
El día después. (USI)

Lo que ocurra con la economía en 2018 dependerá del entorno político, que determinará la gobernabilidad y la capacidad real de implementar las políticas públicas necesarias para que los resultados económicos se reflejen en un mayor bienestar.

Este año no fue un buen año. La economía creció menos que durante 2015 y 2016. La inversión recién comenzó a recuperarse en el tercer trimestre, mientras que el consumo privado (que explica más del 70% de la demanda interna) creció entre 2% y 2.3%, cifra muy por debajo de las registradas en los años anteriores. El consumo depende de los ingresos de las personas y, por lo tanto, del empleo adecuado, que creció poco, lo que se debió al lento aumento de la inversión.

A lo anterior habría que agregarle la imposibilidad de hacer reformas, justamente por el entrampamiento político. Y las reformas sostienen el largo plazo. Todo esto en un contexto externo favorable, cuya principal manifestación es el aumento en los precios de los metales.

Esto significa que la economía ya venía débil antes del episodio político reciente. Si el gobierno no tiene al Congreso, pues solo le queda el apoyo de la población, pero tampoco lo tiene, como lo prueban los niveles de aprobación del presidente.

Más que enfrentarse al Congreso, el gobierno debe llegar a la población a través de medidas concretas, simples y de rápida implementación. No nos olvidemos que, en países como el nuestro, lo bueno y lo malo es identificado directamente con el presidente.

La duda es si será capaz. Solo hay que preguntarnos: ¿qué problemas tiene el ciudadano de a pie?

No estoy planteando ninguna alternativa asistencialista, pero mejorar la seguridad ciudadana, la atención en los centros de salud pública, entre otros, sí es tarea del gobierno. Sin duda, la política determinará la economía en 2018.

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