Rosa Bartra, congresista de Fuerza Popular, cuestionó que el presidente Martín Vizcarra no le haya pedido la renuncia a Patricia Balbuena. (Foto: GEC)
Rosa Bartra, congresista de Fuerza Popular, cuestionó que el presidente Martín Vizcarra no le haya pedido la renuncia a Patricia Balbuena. (Foto: GEC)

El resultado del referéndum no trajo sorpresas. El proceso ha sido bien recibido por una amplia mayoría que vio en él una oportunidad para expresarse y sentirse parte de la solución, lo que en una democracia vacilante nunca es un asunto menor. Aun así, no son pocas las voces, principalmente de los sectores que han recibido los resultados como una derrota, que insisten en tildar todo esto de populista, confrontacional y dictatorial. Entre las distintas declaraciones, la que más me llamó la atención fue la de la congresista Bartra, que acusó a Vizcarra de estar totalmente desconectado de la realidad; sin embargo, a luz de los hechos, quienes parecen estarlo son ella y su combo.

Más que haber votado por cuatro reformas, los peruanos lo han hecho para manifestarse sobre la rivalidad improductiva entre el Ejecutivo y Legislativo que nos ha tenido entrampados. La naturaleza del referéndum ha sido política, no técnica. Fue una suerte de plebiscito para Vizcarra. Si antes podía haber dudas sobre su legitimidad política, luego del resultado de ayer, las mismas deberían haber quedado disipadas. Esto también va para la mayoría congresal. Si antes se sentían legítimos representantes de los “intereses nacionales” y del “pueblo”, hoy es difícil que lo sigan creyendo.

La desconexión de la realidad de la mayoría congresal es la que nos ha llevado hasta aquí. Fueron ellos quienes no aceptaron su derrota electoral en 2016, censuraron al ministro Saavedra por gusto, dificultaron la reforma universitaria, demoraron la supervisión de cooperativas, blindaron a sus amigos, no mostraron agenda legislativa y aprobaron normas con nombre propio. Que de cada 10 peruanos, más de ocho no los quieran ver más es culpa de ellos, no del gobierno, los medios, los caviares o George Soros.