(Renzo Salazar/Perú21)
(Renzo Salazar/Perú21)

Enfrentados con la realidad de la corrupción y el hermanismo en el Perú, nos tocaría hacer una introspección para entender el porqué. Como país, hemos hecho de la criollada nuestra forma de vida y hasta orgullo nacional. Pero con los audios al frente, todos nos asqueamos y nos sorprendemos. Nadie sabe nada, nunca nadie vio nada.

Si usted alguna vez le bajó S/5 a un tombo, agilizó un trámite municipal o compró facturas para deberle menos a la Sunat, usted es parte de las redes de corrupción. Digamos que es el usuario del servicio.

Las redes de corrupción en Áncash, el Callao, San Bartolo y La Victoria son una muestra de que el Estado está poniendo redes criminales a su servicio. Las mafias están enquistadas en todos los niveles del Estado, en todos los organismos y oficinas públicas. La sobrerregulación abre inmensas posibilidades para quienes saben jugar con el sistema. Y para cada problema, hay una solución: el primo especialista en tramitología, el sobrino ingeniero que le preparara el informe a medida, hasta la posibilidad de elegir entre proceso acelerado, vip o regular nomás. Usted escoge.

El único camino para reducir la corrupción es encarecerla. ¿Qué es encarecer la corrupción? Es implementar mecanismos para hacer que la ocurrencia de actos de corrupción sea difícil y el riesgo de ser descubierto, bastante alto. Desde el sector público como el privado, es importante implementar mecanismos de transparencia, de rendición de cuentas y de buen gobierno corporativo. Pero, además, necesitamos un sistema de justicia confiable, donde la corrupción no quede impune. La investigación, persecución y sanción de los delitos de corrupción son absolutamente necesarias. Encarecer la corrupción funciona como un desincentivo. Si un funcionario público sabe que el riesgo de ser descubierto es alto, dudará. Si una empresa sabe que será responsable de los actos de corrupción de sus empleados, tomará las precauciones necesarias implementando modelos de prevención y capacitando a sus empleados.

Los sistemas de prevención como mecanismos de buen gobierno corporativo están basados en denuncias de testigos de actos de corrupción. Para ello se crean incentivos para la denuncia, la que puede ser anónima. Si realmente queremos acabar con la corrupción, tenemos que atacarla a todo nivel. Y para ello sería importante que el Estado implemente mecanismos de denuncia, generando incentivos y protegiendo al denunciante, sea una persona natural o una empresa, de posibles represalias.

TAGS RELACIONADOS