(GEC)
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Como si Fuerza Popular necesitara más enemigos, Martha Chávez les agitó el avispero apelando a expresiones racistas en su afán de descalificar la designación de Vicente Zeballos en el puesto de la OEA. Si quiso criticar esa decisión presidencial, le salió el tiro por la culata, dándole el argumento perfecto a Vizcarra para que su expremier aliste sus maletas a Washington sin problema alguno.

Hasta sus propios colegas partidarios tomaron distancia. Describir un rasgo físico, o el lugar de nacimiento, no es lo que está en cuestión; lo inaceptable es que sea utilizado peyorativamente para descalificar a otro.

Mientras tanto, el Congreso tiene la oportunidad de discutir sin oportunismos y pensando en el país la reforma al Sistema de Pensiones planteada por el Ejecutivo, para mejorarla y sin poner en peligro el futuro de los jubilados. Puedo parecer cándida en la reflexión, pero creo, todavía, que hay congresistas que son capaces de elevar la discusión pensando en los peruanos, no en sus votos ni en sus negocios.

En el Ejecutivo, por su lado, el ministro del Interior, antes de que siga haciendo papelones porque asumió una información falsa, haciéndola suya, sobre la muerte de 13 personas en Los Olivos, debe dejar el puesto.

Respecto del titular del sector, por más esfuerzo que haga por afirmar que se ha removido a aquellos que le proveyeron datos falsos, es clara la responsabilidad política, y el Congreso le pasará factura, con razón. Insistimos en que no se trata de ningún cargamontón contra la institución policial que ha tenido que enterrar a cerca de medio millar de agentes como víctimas de la pandemia en su lucha por mantener el orden en la calle, sino a la ligereza de la más alta autoridad del sector, quien ‘compró’ una versión no verificada, a la postre falsa, y la hizo pública. Los videos que los medios propalamos una semana después de la tragedia lo evidencian con claridad.