Delegación imposible. (Congreso)
Delegación imposible. (Congreso)

El Ejecutivo ha solicitado ayer al Congreso facultades delegadas para legislar en materia tributaria, fiscal y financiera para impulsar la reactivación económica del país. La oposición democrática del Parlamento debe pensarlo dos y hasta tres veces antes de aprobar semejante pedido, pues es mucho lo que está en juego para el país.

Las marchas y contramarchas en las decisiones del Ejecutivo, así como la clamorosa falta de cuadros técnicos calificados en puestos decisivos del aparato del Estado no dan garantías de que una delegación de facultades legislativas −extendida casi cual carta blanca temporal– vaya a dar resultados positivos.

Un gobierno que arrastra falencias tan gruesas y pesadas solo emitirá normas que seguramente desincentivarían las inversiones privadas o sobrecargarían de impuestos a las empresas formales, justo cuando estas recién comienzan a respirar tras sobrepasar los picos altos de la pandemia, que, por cierto, no hemos dejado atrás todavía.

Los especialistas han adelantado en las páginas de este diario el peligro que representaría semejante delegación de facultades. “El Ejecutivo no presenta capacidad técnica para llevar a cabo los cambios y no tienen ninguna vocación de coordinar con nadie”, sostuvo el tributarista Jorge Picón. Y Anthony Laub, experto en derecho energético, acotó sobre otro tema clave: “Legislar sobre temas tributarios es irresponsable cuando el 80% de la población es informal. ¿O la reforma es solo para el 20% que tributa?”.

La contrapropuesta que debería hacerle el Legislativo al Gobierno es que envíe sus proyectos para que se debatan en el seno parlamentario con una amplia participación de los actores involucrados y posiblemente afectados por sus propuestas de reforma, como gremios, expertos, colectivos ciudadanos, etc., algo que definitivamente no va a ocurrir entre las cuatro paredes del MEF, por muy buenas que sean las intenciones de Pedro Francke.

Cómo confiar en que saldrán decretos legislativos sensatos desde la Casa de Pizarro si recién, hace nomás unas horas, Castillo arremetió otra vez con el floro de la “estatización, ejem… nacionalización”. No pues, señores congresistas, no hay forma.