Papa Francisco bendijo a algunos enfermos que lo esperaban en la puerta de la Nunciatura. (César Campos/Perú21)
Papa Francisco bendijo a algunos enfermos que lo esperaban en la puerta de la Nunciatura. (César Campos/Perú21)

Los viajes papales son objeto de coberturas especiales desde hace mucho. Esto adquirió intensidad en el pontificado de Juan Pablo II, quien, por su política de viajes pastorales a diversas partes del mundo, se convirtió en el Papa peregrino.

Desde entonces, no importa si el Sumo Pontífice va a países con alta presencia de católicos o no, siempre hay una gran movilización de prensa y espacios informativos al respecto. Al definirse la fecha de la visita del papa Francisco al Perú, los preparativos comenzaron en junio y el arzobispado de cada ciudad que visitaría se manejaría autónomamente en la organización y en el ámbito de las comunicaciones.

En el caso del Arzobispado de Lima, donde está la mayor cantidad de medios, dictaron cursos para periodistas y hubo 300 inscritos en el taller de capacitación virtual. Hay una Guía para periodistas y comunicadores y el libro El Papa de la esperanza. Su web para la visita es elpapaenperu.pe.

Similar fue el manejo del Arzobispado de Trujillo y de Puerto Maldonado. A su vez, la Conferencia Episcopal tiene la web papafranciscoenperu.org. Extrañé un portal que centralizara absolutamente toda la información y herramientas para prensa en cada punto en este viaje, así como una agenda más desarrollada, con precisión de convocatorias y participantes.He seguido la cobertura de esta visita y, a pesar de las capacitaciones, observé en diversos medios y sus distintas plataformas varios casos de desconocimiento, confusión de términos, uso de lugares comunes o descripciones obvias, empleo de recursos dramáticos y de espectáculo, reportes informativos en los que se destacaba la opinión o el sentir del periodista antes que el relato de lo que acontecía o de lo que no se ve en la pantalla. Periodistas que no ofrecían contexto o antecedentes para una mejor comprensión del hecho noticioso por parte de la audiencia y que preferían referirse reiteradamente a la obvia emoción de los concurrentes o la propia. Todo ello, en mi opinión, es un gesto de menosprecio a las audiencias, a quienes los periodistas se deben.

Cualquier cobertura amerita conocimiento y trabajo previo, pero esta, que por sus características tiene información continua y en tiempo real más de doce horas al día, requería un esfuerzo mayor. Al tener que cubrirse varios espacios informativos, se ponen de manifiesto medianía y escasa preparación, o, como señala la editora de Perú21 Esther Vargas, incluso el no querer plantearse qué puedo hacer mejor, cómo mejoramos la calidad; cómo nos diferenciamos, añadiría yo.

A lo largo de estos días, hice observaciones a los editores de Perú21 apenas advertí algunos errores u omisiones en la información, tanto en plataforma digital como en la impresa, que fueron salvados en tanto fue posible. Los periodistas deben ponerse en el lugar de la audiencia y pensar qué es lo que no sabe, qué puede necesitar, qué le ofrezco para que se sienta informada con un panorama completo y con elementos para su mejor análisis.