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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

Así tenemos que desde su participación en la década del noventa en la disputa entre Fujimori y su entonces esposa por un préstamo, siguiendo con el intento de confiscación del canal 2 de televisión y concluyendo con las firmas falsificadas para registrar a Perú Posible como agrupación. Hasta su paso por el gobierno de su correligionario en el cual estuvo en cinco directorios de empresas públicas al mismo tiempo que era procuradora y presidenta del Consejo de Defensa del Estado, cargo del cual la cesaron por sus pobres resultados. En todo momento la señora en cuestión siempre se ha encontrado en el lugar equivocado.

Más aun, luego de haber sido cesada, recibió como consolación la jefatura de registros públicos de la cual también se le destituyó por una falta grave que la debería inhabilitar para ocupar la Defensoría en la cual dirigirá a más de 600 empleados y manejará un presupuesto de 44 millones de soles al año.

Por otro lado, para poder cumplir adecuadamente la función de defender al ciudadano de los abusos del Estado se requiere de una estatura moral que permita alzar la voz libremente sin ser objetado. Incluso el éxito que tuvieron durante su gestión las dos únicas personas que hasta la fecha han sido designadas por el Congreso para el cargo, fue que lo ocuparon contando con un historial personal y profesional intachable que impidió que los gobiernos con los que lidiaron pudieran cuestionarlos.

Ante ello uno se pregunta qué capacidad podría tener para actuar como defensora alguien que arrastra ese pasado y encima con el enorme riesgo de que sigan apareciendo nuevos escándalos. La respuesta es que tendría poca o nula capacidad y, por lo tanto, dejaría desprotegido al ciudadano.