Se puede decir que el nuevo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez ya está terminado. En los últimos días, LAP le mostrará a la prensa una obra al 98%. Es decir, la infraestructura está prácticamente lista para operar fluidamente desde el próximo 29 de enero, el día de su inauguración oficial.
La construcción demandó a LAP una inversión de 2,000 millones de dólares y permitió que terceros inviertan algo más de 400 millones de dólares adicionales. Tiene equipos, ambientes y transiciones modernas, de última generación, es lo que se ha podido observar en los recorridos y visitas de la prensa a la nueva gran estructura.
Además de concesiones comerciales habituales en los aeropuertos –lo mejor de la gastronomía peruana estará, desde luego, presente con la llegada de prestigiosos restaurantes– habrá dos hoteles, un parque logístico, una planta de combustible, amén de amplias zonas de carga y playas de estacionamiento. Para reducir los tiempos de espera, en el área de controles se contará con 27 líneas de inspección con 27 tomógrafos de última tecnología que permitirán revisar 300 maletas de mano por hora.
Hablamos, pues de un salto cualitativo que definitivamente, después de muchos años, mejorará la posición del Perú en la órbita regional, y no solo en lo que respecta al turismo puro y duro.
Lo que corresponde avanzar ahora, para complementar esta magnífica inversión, ha quedado en manos del Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Para evitar papelones internacionales como el apagón en la pista de aterrizaje que afectó a miles de pasajeros en junio pasado, esa cartera tiene, como se dice en lenguaje coloquial, que ponerse las pilas.
En el acceso al terminal comienzan los problemas. La vía expresa y el puente Santa Rosa no estarán listos para cuando se inaugure el nuevo aeropuerto. Y aunque el ministro Pérez-Reyes se comprometió hace algunos meses a ejecutar obras importantes en las vías que conducen al renovado ingreso, así como garantizar el servicio fluido de transporte público, se sigue hablando de que recién en 2027 estarán listas las obras comprometidas.
En buena cuenta, parece ser la de siempre. La empresa privada cumple con los plazos y revoluciona la infraestructura, pero el Estado camina con paso remolón y atrasa lo avanzado.
El nuevo aeropuerto es una gran noticia, si lo sumamos al puerto de Chancay, el Perú arrancará el 2025 con una estupenda viada. Sería ciertamente absurdo que por culpa de autoridades ineficientes, nuestro país no pueda aprovechar pronto las oportunidades que se le abren hacia el futuro.