(Getty Images)
(Getty Images)

Es altamente probable que, por lo menos una vez en la vida, tengamos alguna experiencia cercana al cáncer. Ya sea por el infortunio de padecer esta enfermedad o porque algún familiar, amigo o conocido tendrá que librar una lucha incierta contra este mal. Por ello, aprovechando que esta semana se celebró el Día Mundial Contra el Cáncer, es importante hacer algunas reflexiones.

Según la OMS, en 2018, alrededor del mundo, 9.6 millones de personas perdieron la vida debido al cáncer; casi 70% de muertes se produjo en países con ingresos medios y bajos. Así, ese año en el Perú hubo 66,627 casos oncológicos nuevos y 33,098 peruanos perdieron la vida (Globocan).

Si bien estas cifras son alarmantes (uno de dos pacientes con cáncer muere), es importante entender que hoy el cáncer ya no es necesariamente una sentencia de muerte porque es posible reducir la carga económica y mejorar la supervivencia y la calidad de vida de quienes padecen esta enfermedad.

Sin embargo, para que esto sea posible, es imperativo tener un sistema de salud que asegure el diagnóstico temprano de este mal y ofrecer los mejores tratamientos a los pacientes. Lamentablemente, el sistema de nuestro país destaca por carecer de ambos por su deficiente gestión. Por ejemplo, en 2018, el Minsa presupuestó S/139 millones para adquirir tratamientos contra el cáncer, pero solo gastó menos del 70% y casi todo en el último trimestre.

De igual forma, se destinaron S/5.1 millones para el diagnóstico y estadiaje de cáncer de colon, pero solo se ejecutó el 29%. La gestión anterior del Minsa fue un desastre en capacidad de ejecución. Esperemos que la nueva gestión no repita ese error, ya que es necesario un buen nivel de gestión para evitar más muertes por cáncer.

TAGS RELACIONADOS