(USI)
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No, es al revés, la que debe ser sacrificada es la excepción, no la regla. ¿Qué nos lleva al proceso inverso? ¿Qué factor antropológico aplasta la regla y lo fundamental por la excepción o la forma? ¿Qué invierte la pirámide, rompe el equilibrio y nos arroja a la inestabilidad?

Son los traumas de las personas frente a ley, el Estado y sus gobernantes. Tenemos sobre ellos temor, resentimiento y malos pensamientos. Casi no hay oportunidad para un Estado de grandeza. Esta palabra es escasa en nuestra historia.

En febrero, mi hija y su amiga, ambas menores de edad con permisos notariales, viajaron Lima-Arequipa-Mejía. Lograron cruzar el km 48 acompañadas, pero luego se radicalizó la huelga de transportistas. Al regreso, se supo del bloqueo del puente y del pase imposible hacia Arequipa.

Presurosas, compraron boletos Ilo-Lima de otra aerolínea. Luego, las preguntas: ¿Podremos usar los permisos notariales que dicen que las menores regresarán desde Arequipa y no de Ilo? ¿Por LAN y no Peruvian? ¿El 25 y no el 24? Y las respuestas: “No, la línea aérea no se hace responsable” o “La línea aérea quizás ayude, pero no hay garantía de que la autoridad del aeropuerto lo entienda”.

Decidieron lanzarse a la aventura Ilo-Lima. Razonaron que la regla es el permiso para salir, no la autorización para regresar a casa; que la regla es que los menores regresen, no que se queden varados esperando trámites inútiles sobre modificaciones de forma.

No necesitemos abogados ni notarios para hacer que la excepción sucumba ante la regla; para lograr libertad de la sustancia sobre la forma; para sentirnos en nuestro país, en una palabra, soberanos.

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