De lejos nomás. (Foto: Reuters / Referencial)
De lejos nomás. (Foto: Reuters / Referencial)

Finalmente, como era previsible, el coronavirus (COVID-19) atravesó las fronteras del país y ya circula entre nosotros. Fue el propio presidente de la República, Martín Vizcarra, quien dio la noticia en un mensaje a la nación. Avisados estamos. Hoy más que nunca debemos observar rigurosamente sencillas prácticas de higiene que, en estas circunstancias, pueden salvar vidas. Así de simple y directo. Pero, sobre todo, como ya recomendamos hace una semana en esta misma sección, será necesario también suspender algunos hábitos sociales muy arraigados, al menos hasta que la amenaza haya amainado.

Como bien ha dicho Rubén Mayorga, representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el Perú, la ciudadanía debe tener cuidado de “no besarse cuando se salude, no darse la mano innecesariamente y no pasarse el vasito de cerveza, porque el vaso también tiene la saliva y esa es una de las maneras como se transmiten las infecciones”.

Más claro ni el agua. De aquí en más, tocar al amigo, al compañero de trabajo, al cliente, al saludar, significará correr el riesgo de propagar el virus. No solo la costumbre de darse la mano se debe proscribir, también el clásico palmoteo en la espalda o la cabeza, el abrazo o el suave choque de puños practicado masivamente entre los adolescentes.

Y otra vez: el Estado debe continuar con las campañas de información y prevención, e intentar llegar con ellas a colegios e instituciones en los sectores más vulnerables, en todos los rincones del país. El Estado está en la obligación, asimismo, de garantizar que en los centros públicos de atención médica se disponga del material básico de higiene, como jabón, papel, alcohol, agua y demás. Debe priorizar sus gastos, en beneficio de lo que estamos mencionando, quizás hasta suspender, por un periodo de tiempo, consultorías y media trainings, por ejemplo, y reorientar ese dinero a las medidas a combatir la epidemia.

Solo así podremos defender las vidas humanas que están hoy bajo asedio. No olvidarlo: el COVID-19 puede curarse, pero también puede ser mortal.

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