Dateo inaceptable

Uno de los investigados por las actividades de la red mafiosa Los Tiranos del Centro, en la que están involucrados alcaldes y exalcaldes de Huancayo y miembros del partido de Vladimir Cerrón, relató esta semana a periodistas de la región, muy suelto de huesos, que habían sido puestos sobre aviso dos o tres días antes de los operativos simultáneos de la Fiscalía; es decir, todos ellos estaban al tanto de lo que se les venía encima.

Para decirlo con claridad: recibieron un soplo que solo puede haberse producido desde alguna oficina de las propias fuerzas de seguridad o el Ministerio Público, pues el caso se llevaba con absoluta reserva. Y ese soplo permitió que algunos de los objetivos de la Policía se pusieran a buen recaudo y hasta ahora continúan en calidad de no habidos. La gran pregunta es ¿quién y a cambio de qué les filtra la información?

Algo similar ocurrió cuando se llevó a cabo el operativo contra Los Dinámicos del Centro –integrado también por dirigentes de Perú Libre, quizás hasta alma mater de Los Tiranos del Centro– que el fiscal anticorrupción coordinador Omar Tello sospechosamente retrasó.

Como consecuencia de esa filtración, Arturo Cárdenas, alias ‘Pinturita’, sigue hasta hoy prófugo de la justicia. Y la información sobre los allanamientos y detenciones que estaban planificando los fiscales con la PNP la manejaba solo el personal asignado al caso.

El tiempo demostraría luego que si se hubiera actuado con la celeridad que requirió la fiscal Bonnie Bautista desde el principio, los ahora encausados no habrían llegado a ser dateados y los resultados hubieran sido más contundentes en lo que respecta al acopio de documentos y evidencias delictivas.

Las cabezas de estas instituciones deben pues ordenar una investigación exhaustiva de inmediato si no quieren aparecer como cómplices del crimen organizado, que, como sabemos, suele contar con instrumentos muy persuasivos –contantes y sonantes, cómo no– para acceder y tentar a las altas esferas del poder político y el poder judicial.

El país, nuestra democracia, en su lucha contra la corrupción, no puede permitirse aceptar que pasen como anecdóticas –y mucho menos que queden impunes– filtraciones tan escandalosas como estas.