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Redacción PERÚ21

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Juan José Garrido,La opinión del directordirector@peru21.com

En la disposición fiscal presentada, la letrada sostiene –como tesis incriminatoria– que varios funcionarios de la PNP habrían brindado un resguardo policial al susodicho a cambio de dádivas.

¿Dádivas a cambio de resguardo policial? ¿En qué caso se encuentra la fiscal? ¿Acaso en uno de algún guardia custodiando un disco-pub? Si las cosas no han quedado claras aún –sobre la gravedad de los hechos– pues no perdemos nada haciendo un breve recuento de los intríngulis acopiados.

Revisemos el escenario. Dos casas, separadas por un par de kilómetros, resguardadas por un fuerte contingente policial (motos, patrulleros, portatropas y equipos SUAT), videocámaras y apoyo municipal. Todo ello por cerca de 18 meses y a pocas cuadras de la vivienda del presidente Humala, el nido de su hijo y la casa del exviceministro del Interior. Dicha guardianía, por cierto, ampliamente documentada con direcciones, permisos, confirmaciones y reconfirmaciones en las que se involucran nada menos que al jefe del Comando Conjunto e, incluso, al presidente de la República.

¿Dádivas a cambio de resguardo policial? ¿En base a una serie de propinas puede uno conseguir tamaño contingente policial, involucrando al presidente Humala, sin que lo advierta ningún aparato de inteligencia?

La hipótesis planteada por la fiscal Córdova persigue, lamentablemente, la cortina de humo creada por el oficialismo, sus medios y adulones. Coincidentemente, en el Congreso el oficialismo sostiene lo mismo y, sin embargo, hace lo posible por petardear una comisión investigadora.

Una pregunta final: si se trata, como dicen, de tan sólo unas dádivas a cambio de un servicio policial, ¿a nombre de qué han caído 1 ministro, 1 viceministro, 1 asesor principal de Palacio, 3 generales, 2 coroneles y 1 comandante sin que, hasta ahora, exista una sola prueba de las dádivas?