La ciudad imperial se ubicó en el puesto 23 de la lista, donde los usurarios resaltaron, a través de la web, el excelente servicio hotelero, la variada carta de los restaurantes y el sin fin de atractivos que pudieron encontrar. (Getty)
La ciudad imperial se ubicó en el puesto 23 de la lista, donde los usurarios resaltaron, a través de la web, el excelente servicio hotelero, la variada carta de los restaurantes y el sin fin de atractivos que pudieron encontrar. (Getty)

Cusco nos enorgullece por su historia y por su desarrollo en los últimos años. Pocos lo saben, pero durante 2008-2013, ¡su PBI creció por encima de China! Este boom hizo que, en tiempo récord, se generen millones en divisas, se triplique la PEA adecuadamente empleada y se reduzca drásticamente la pobreza. Entre los grandes motores de este progreso se encuentra el turismo; actividad que en Cusco aporta 4% del PBI, crea 1 de cada 4 empleos urbanos y está articulada con otros rubros productivos (artesanía, servicios, transporte, construcción).

Sin embargo, recientemente el crecimiento ha empezado a estancarse. No porque se haya llegado al techo, como sostienen algunos. Al contrario, aún hay mucho por cosechar. Para muestra un botón: de las maravillas del mundo moderno, Machu Picchu ocupa el penúltimo lugar en visitas. Por una razón simple, las otras maravillas tienen mejor infraestructura y manejo.

Cusco enfrenta una disyuntiva. O se conforma con lo ya avanzado y estanca el mejoramiento de servicios, la creación de empleos y reducción de pobreza; o retoma el crecimiento a dos dígitos, con todos los beneficios que esto acarrearía a la región y al país. No obstante, mientras Cusco mantenga una infraestructura y modelo de gestión de los años 70, desaprovechará su real potencial. Por ello son fundamentales proyectos como el reordenamiento de Machu Picchu, el acceso a Choquequirao, carreteras de doble calzada o el aeropuerto de Chinchero. Porque viabilizarán un progreso racional y sostenible, que armoniza crecimiento con cuidado de nuestro patrimonio cultural y medioambiental. Tal y como hacen las potencias turísticas mundiales. ¡Es hora de darle a Cusco un nuevo impulso!

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