Pleno del Congreso se reúne hoy para definir comisiones. (Perú21)
Pleno del Congreso se reúne hoy para definir comisiones. (Perú21)

El debate alrededor de la cuota de género 50/50 planteada por el Ejecutivo para la conformación de listas al Congreso se siente desproporcionado. ¿Qué tanto problema hay con establecer una base común para que hombres y mujeres compitan en igualdad de condiciones? Si alguien se considera eficiente y capaz, imagino que no debería tener problemas en ganarle una curul a quien no tiene esas cualidades, ¿no?

Lo común entre quienes se oponen a la cuota es que construyen su argumento desde la situación de privilegio en la que se encuentran, seguros de que el esfuerzo es suficiente para lograr todo, olvidando la educación que recibieron, la red de contactos que los sostuvieron o los recursos que tienen. Excluyen de su argumentación la existencia de desigualdades estructurales en el Perú que hacen que a una mayoría de mujeres se les haga difícil acceder a espacios de decisión y poder. Así es como mucho talento se queda en el camino.

Lo ideal es que ninguna cuota sea necesaria, pero en el Perú estamos muy lejos de ese momento. No es gratuito que solo 36 de 130 congresistas sean mujeres, que solo haya una mujer gobernadora en todo el país y que, de los 20 candidatos a la Alcaldía de Lima, solo una sea mujer. Si mapeamos a todo el país, la estadística no cambia.

En este contexto de desigualdad, es imposible una competencia justa. Existen altas barreras de acceso. Por eso, usar la lógica de la eficiencia a través de la libre competencia para armar un caso en contra de la paridad es un error.

De todas las propuestas planteadas estos días por el Gobierno, esta es la que menos controversia debería generar. Finalmente, es la única que claramente amplía la representación y brinda más opciones a los electores. Todo lo contrario con las otras reformas planteadas que hacen agua por varios lados.

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