¿Cuán populistas somos los peruanos? (1) (Ilustración: Giovanni Tazza)
¿Cuán populistas somos los peruanos? (1) (Ilustración: Giovanni Tazza)

Populismo debe ser uno de los términos con más acepciones. La definición que más consenso ha concitado en la ciencia política es la “ideacional”, la que concibe al populismo como un conjunto de ideas caracterizadas por la defensa de la soberanía popular a toda costa; y la distinción maniquea entre el pueblo sujeto de bondad y la élite corrupta.

Esta definición permite comprender el populismo no solo como una oferta de líderes ambiciosos, sino también como una demanda que se asienta en un conjunto de sentimientos y visión de la política que afloran en los ciudadanos. Bajo esta perspectiva, todos llevamos un populista dentro, aunque con dimensiones de distinto tamaño. Esta suerte de populista latente interno se activa cuando existe una oferta que lo seduce. De otro modo, permanece sin asomar hacia la esfera pública.

Para escrutar los sentimientos y las razones populistas en la psicología de las personas, se ha elaborado un índice de demanda populista que, precisamente, busca capturar tanto el maniqueísmo entre pueblo y élite, y la concepción soberana del primero. Una de las versiones de este índice está compuesta por ocho afirmaciones (o ítems), cada una de las cuales son presentadas a encuestados en muestras de representatividad nacional. Los entrevistados responden sus niveles de acuerdo con estos puntos, en una escala de 5 pasos, donde 1 es “muy en desacuerdo” y 5 es “muy de acuerdo”. Es decir, a mayor puntaje, mayor su cercanía al ideal populista. En Perú, las preguntas fueron aplicadas por Ipsos –para la Universidad Diego Portales de Chile– en junio pasado.

Luego de revisar cada una de las preguntas, obtenemos que, en una escala del 1 al 5, donde 5 es el máximo nivel de populismo, los peruanos promediamos 3.9. Este puntaje, aparentemente “alto”, tiene que ser interpretado en contraste con otros países. De hecho, al compararnos con algunos vecinos latinoamericanos, nos encontramos a mitad de tabla. Los peruanos no somos ni los más populistas ni los menos. Nuestro promedio nacional (3.92) está por encima de Chile y Costa Rica, y por debajo de Argentina, Honduras y de Brasil, según encuestas realizadas en esos países.

¿Qué significa entonces este puntaje? Que los peruanos llevamos latentes sentimientos populistas en menor magnitud que los brasileños –donde surgió Bolsonaro– pero más que los chilenos –donde la protesta social no ha sido subsumida bajo ningún liderazgo. ¿Estamos prevenidos de un liderazgo populista entonces? No (pero tampoco los chilenos). Las demandas populistas pueden activarse con una oferta que toque las fibras precisas.


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