(Foto: Congreso)
(Foto: Congreso)

Las últimas encuestas de Datum e Ipsos han confirmado que el nuevo Congreso será tan fragmentado como el actual. Mala noticia. Pero, en ese contexto, aprovechando que aún estará presente en esta elección el voto preferencial, dependerá de los electores que, en esa fragmentación, al menos aparezcan personas preparadas, honestas y que puedan aportar al desarrollo del país.

No se equivocan quienes aconsejan que, a falta de candidatos serios en quién confiar, el elector debería concentrarse en las listas parlamentarias, en busca, como decimos, de profesionales o políticos competentes que puedan defender posiciones sensatas en el hemiciclo. En los dos o tres últimos Congresos se ha colado tal cantidad de bribones que nunca como hoy ha caído tan bajo la así llamada majestad parlamentaria y su credibilidad entre los peruanos.

De ahí que en Perú21 estemos haciendo el esfuerzo de darles espacio a los cuadros más calificados de cada partido para que expliquen sus propuestas en torno a los problemas más urgentes del país, en la sección Tribuna Electoral.

La ciudadanía debe evitar a toda costa, con un voto consciente y meditado, que el Congreso se convierta otra vez en una olla de grillos, en un poder esencial del Estado invadido de corruptos, blindadores, lobistas, extremistas y defensores de intereses particulares que incluso llegan a estar fuera de la ley.

Conviene, entonces, leer bien a los profesionales y cuadros que expongan los planteamientos de sus alianzas o partidos políticos en la sección Tribuna Electoral, solo así podremos ir conociendo quiénes son los mejores candidatos a parlamentarios de la República, los llamados a elevar el nivel de los debates y las propuestas del Congreso en los próximos cinco años.

De la solidez con que se desplieguen estos argumentos, más allá de ideologías y preferencias intuitivas, debería depender nuestro voto. Para hacer a un lado la fauna parlamentaria, hay que dejar de lado el floro hueco. Separemos el trigo de la paja, pues. Atendamos a las ideas de los candidatos, a sus planes de gobierno, a sus propuestas de solución de carencias que, desde hace décadas, lastran el desarrollo del Perú. Esa es la única alternativa para mejorar la calidad de nuestra clase política.

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