Lo peor es que el Congreso vuelve a dar pésimas señales a la ciudadanía y a los inversionistas, esta vez con el ocaso de un partido histórico, cuyo fundador, Fernando Belaúnde Terry, fue dos veces presidente del Perú, un partido que vive desde hace años un proceso de descomposición que parece no tener fin. Candidatos prontuariados, oscuros operadores políticos, parlamentarios sin bandera, figuretis achicharronados, militantes de la hora nona, candidatos populistas dispuestos a aliarse con la izquierda más violenta... un muestrario de iniquidades de las que tampoco escapan las demás fuerzas políticas digamos que formales, estén o no representadas en el hemiciclo de la Plaza Bolívar.