(Foto AP)
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Hoy, que es Viernes de Dolores, y que somos conscientes de que el vía crucis lo tendremos en casa, aparecen clavadas en el monte hispano tres cruces.

La cruz sanitaria. España ya ha superado a Italia en número de contagiados. Cada día rompemos récord. Ayer llegamos al máximo insoportable: 935. Uno de cada cinco muertos en el mundo murió en España. El gobierno sigue mostrando ineficacia a la hora de adquirir material de protección y de test. Se llama imprevisión. España negó, como Pedro, tres veces la necesidad de comprar material sanitario. Se lo pidió la OMS en febrero. Dijo que no. Insistió a mediados, reiteró el no. Luego vino la Unión Europea conminándola a comprar ante lo que se veía venir. Como Pedro, negó una vez más la necesidad.

Cruz económica. Al cierre de marzo, España registra el mayor número de desempleados que se recuerda. Cerca de 850,000 han pasado a engrosar la lista de desocupados. Ello en un récord de 15 días.

Cruz política. El Congreso de Diputados está cerrado. El Poder Judicial en mínimos. Y el Ejecutivo pisoteando la división de poderes. Pide lealtad, pero no tiende la mano ni a la oposición ni a los empresarios. Y en cuanto a la prensa, la compra con selectivas ayudas económicas, mientras se resiste a someterse a ruedas de prensa, donde no haya quien filtre las preguntas.

En fin. Así están las cosas. Pero no todo es malo. Los niños respiran tranquilos. Pese al confinamiento, y ante su insistencia, diversos alcaldes y la propia Unión Europea han tranquilizado a la población menuda: el ratoncito, siempre y cuando observe las reglas de protección, podrá cumplir su misión de dejar propina a cambio de sus dientecitos. No hay excusa.