(Foto AFP)
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Una laudable rectificación la de eliminar la medida de permitir salidas solo interdiarias, y por separado, a hombres y mujeres, que esta semana generó desórdenes y aglomeraciones en centros de abastecimiento, mercados, supermercados y ‘paraditas’ diversas, poniendo en riesgo a miles de mujeres en los sectores populares, que salían con sus hijas para que las ayuden con el peso de la compra, ello sin considerar además que, según cifras del Instituto Nacional de Estadística, el 48% de hogares peruanos carece de refrigerador. ¿Cuántas se habrán contagiado entre el sábado y el martes pasado?

“Cuando tomamos una medida que no se logra, la rectificamos. Esa distinción por días de la semana para hombres y mujeres se ha dejado sin efecto”, ha dicho el presidente Martín Vizcarra, reconociendo públicamente el error cometido, que Perú21 señaló con insistencia en sus últimas ediciones, luego de que nuestros reporteros hicieran un recorrido graficando el impacto negativo de esas reglas de aislamiento social obligatorio.

Es evidente, como dijimos antes en este mismo espacio, que no se acudió a psicólogos sociales, antropólogos y sociólogos para consultar o discutir la pertinencia de una disposición, decidida al parecer replicando una estrategia impuesta en Panamá; esto sin considerar que el país del istmo registra el doble del ingreso per cápita que el Perú y donde, lógicamente, los pobres están mejor equipados en sus casas.

Más allá de que los hechos nos hayan dado la razón y que el presidente haya tenido la entereza de rectificar una disposición inconveniente, la experiencia debe servir para que el Comando COVID-19 que apoya al gobierno amplíe su espectro de especialistas y consultores, pues esta crisis afecta de muchas maneras la vida de los peruanos, con lo que se requiere de un conocimiento muy preciso de nuestra idiosincrasia y composición social para que, en la lucha contra la pandemia, a cada paso adelante no le sigan dos para atrás.