(Alessandro Currarino / GEC)
(Alessandro Currarino / GEC)

-¿Va a ser posible que la gente que vive al día vaya a aguantar sin salir y trabajar hasta el 26 de abril? ¡Más cornadas pega el hambre! Creo que ni con el reparto masivo de comida industrial (conservas, pasta, nuggets, sopas, etc.) se va a poder remediar eso.

-¿Está orate ese constitucionalista oficialista que anda pidiendo ahora la renuncia de Meche Araoz? ¿Renuncia ella, se enferma Vizcarra y enfrentamos una crisis constitucional en plena epidemia? Comprendo que alguno quiera entrar al próximo TC adulando a Vizcarra y la caviarada, pero no se pasen tampoco.

-Me alegro mucho que por fin el Canal 7 exista para una cosa realmente útil y urgente, como es la educación. Motivados nada más por esta crisis es que se han decidido a que los escolares sean beneficiarios de la televisión pública. No quiero dármelas de Ferrando, pero hace años que vengo abogando porque el Canal 7 sea muchísimo más utilizado para fines educativos (consejo que ni mi terco amigo de colegio Jaime Saavedra quiso escuchar nunca). Peor aún, el gobierno de PPK reubicó a este canal bajo el Ministerio de Cultura cuando debería estar bajo el ámbito de Educación.

Existen miles de programas maravillosos y muy entretenidos de historia, ciencia, etc., que los chicos podrían ver como parte de su currículo. No niego que la parte informativa también sea básica en un canal estatal, pero esa no debe ser la única razón de su existencia; menos aun cuando se le rellena con programas que no ve nadie. Es cierto que el Canal 7 tuvo ráfagas de mucha creatividad, con programas audaces que marcaron mucha huella (Disco Club en música, Estrafalario en comicidad o Locademia de TV en entretenimiento), pero lo suyo es lo informativo y lo educativo.