Por: Milagros Campos

El coronavirus ha cambiado nuestras vidas. Todos nos estamos adaptando a nuevas formas de trabajo y una nueva normalidad se avizora para el relacionamiento social. El COVID–19 plantea grandes retos también a los parlamentos. ¿Cómo realizar sesiones con las dinámicas clásicas que permiten la deliberación para legislar y supervisar? ¿Cómo ejercer la representación política y aplicar el distanciamiento social?

La Unión Interparlamentaria ha venido informando algunas de las medidas que han tomado los parlamentos para adaptarse a estos cambios. Algunos parlamentos han sesionado para aprobar legislación que, entre otros temas, permita paliar la emergencia habilitando presupuesto público. Otros países han optado por autorizar al Ejecutivo a dictar las medidas necesarias adelantado el receso. Otros sesionan en pequeños grupos representativos, permitiendo a los ausentes el voto de manera remota; finalmente, otros decidieron modificar sus reglamentos para implementar sesiones virtuales. Algunos países han adoptado soluciones mixtas. Hasta el tradicional Congreso británico se prepara para un question time virtual y algunas de sus comisiones han realizado actividades a través de teleconferencias. Controlar los actos del Ejecutivo en tiempos de estado de emergencia es parte del rol que han asumido muchos parlamentos.

Adaptarse a nuevas tecnologías para un órgano esencial de la democracia es un gran reto que se afrontó tímidamente porque no hubo, hasta ahora, una razón que lo haga inevitable. Se trata de analizar muchos factores sobre la marcha con la urgencia que demanda la crisis. Por ejemplo, determinar qué plataforma utilizar, el marco legal y por supuesto la seguridad. Como en cualquier situación crítica es necesario garantizar principios básicos que debe cumplir la función parlamentaria: el principio de separación y balance de poderes, democracia representativa, que debe garantizar la deliberación y certeza en el voto que se traduce en decisiones de este importante poder del Estado. Por ello tan importante como elegir los medios tecnológicos adecuados para el debate es garantizar que el voto corresponda a la voluntad de cada congresista y se dé después del debate. Algunos parlamentos han recurrido a mensajes sms o correos electrónicos para recibir el voto de manera remota. El Congreso peruano fue pionero en transparencia en red en programas de modernización; la crisis presente debe llevarnos a retomarla respetando los principios esenciales.