Mientras no encontremos un nuevo balance entre “aplanar la curva de contagios” y la necesidad de vivir nuestras vidas y reactivar la economía, tendremos que pensar en medidas para apoyar a personas y empresas. Algunos me dicen que no hay que apoyar a las empresas o a las instituciones financieras, pero esa es una visión miope ya que las primeras son responsables de pagar sueldos y salarios, y las segundas brindan liquidez a la economía.

Esta crisis es muy diferente a otras ya que es de demanda y de oferta y además no tiene cuando acabar por tratarse de una pandemia todavía no controlada. En circunstancias normales, se reactiva una economía con un impulso fiscal y un estímulo monetario reduciendo las tasas de interés e inyectando liquidez a la economía y a los bolsillos de todos para promover la inversión y el consumo. ¿Pero cómo hacerlo si no podemos salir a la calle y todo está cerrado? Por lo tanto, en este momento es iluso pensar en reactivar la economía.

Es claro que la actividad económica estará fuertemente afectada hasta que se encuentre alguna cura o vacuna para el virus, mientras tanto, si logramos contenerlo, se podrá flexibilizar el aislamiento social, pero tomará mucho tiempo volver a vivir como lo hacíamos hace solo un par de semanas.

La SBS ha sacado medidas para facilitar la reprogramación de créditos por parte de las instituciones financieras, lo que le dará un respiro a todos, pero mientras continúe la incertidumbre, se tendrá que pensar en medidas complementarias. Debemos pensar también en cómo reducir los costos laborales, una propuesta sería suspender transitoriamente la contribución mensual a las AFP y ONP, excluyendo el pago del seguro de invalidez y sobrevivencia en el caso del SPP para no perder la cobertura. También se podría suspender el pago a Essalud. En el caso de la contribución previsional, las empresas serían responsables de restituir esos recursos en los fondos de sus trabajadores cuando se normalice la situación; en el segundo caso, el Estado asumiría ese costo.

No hay mucho que hacer para reactivar la economía y todavía no vemos luz al final del túnel, por lo que debemos priorizar mantener la liquidez y solvencia del sistema financiero, asegurar el adecuado aprovisionamiento de alimentos y medicinas, y continuar implementando medidas para apoyar a los más necesitados. No debemos olvidar que tenemos una economía muy informal donde la gente vive día a día, por lo que aparte de los apoyos sociales en los que puede pensar el gobierno, debemos ser muy solidarios, no sólo respetando el aislamiento sino también apoyando a los que lo necesitan, empezando por aquellos trabajadores eventuales que nos dan servicio y sólo les pagamos cuando vienen a casa o aquellos programas sociales que están llevando alimentos a los más desvalidos.

El gobierno ha empezado por otorgar un subsidio de 380 soles a 3 millones de pobres, si la cuarentena se prolonga se tendrá que pensar en ampliar el número de personas a apoyar. Habría que pensar cómo hacer para asegurar que la mayor proporción de esos recursos se destinen correctamente.

Algunos proponen darles una mensualidad a todos los mayores de 18 años, pero esto sería muy costoso y mucha gente que no necesita ese dinero lo recibiría. Se tendría que acotar ese apoyo, por ejemplo, limitándolo por distritos o cruzando información con el sistema financiero para no repartirlo a personas que tienen ahorros. En todo caso, creo que una medida de ese tipo es prematura en este momento.

Por otro lado, sería bueno que el nuevo Congreso no plantee iniciativas legales sobre temas que no conoce. Hay varias propuestas preocupantes dando vueltas como permitir que los afiliados a las AFP retiren la totalidad de sus fondos en un momento en que han perdido valor o dictando una amnistía crediticia por varios meses.

Hay maneras más inteligentes de brindar ayuda a las personas y empresas. No es momento de desvestir a un santo para vestir a otro. Debemos dejar que el gobierno actúe con el apoyo de los especialistas en los múltiples frentes que tiene abiertos, como creo que viene haciendo. Mientras tanto, evitar salir de casa a no ser que sea estrictamente necesario.