(Foto: Referencial Getty Images)
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Juan Luis Cebrián es aún un personaje de mucho peso en España. Exdirector de El País, expresidente del Grupo PRISA, miembro del todopoderoso Club Bilderberg, integrante de la RAE y muy cercano al PSOE (en su versión felipista). Cebrián es muy culto, muy educado (he tenido el gusto de tratarle), extremadamente informado y se tutea con gente muy importante del planeta, así que, por más que se pueda discrepar de este socialista, uno le lee con mucha atención.

Pues bien, Cebrián publicó una columna este domingo en El País de impacto nuclear (ver ). Por un lado, criticaba duramente al gobierno socialcomunista español –hablamos aquí de otro socialista y desde la página editorial del oficialista El País– por permitir y alentar la multitudinaria marcha feminista –¡que son rojifeminazis! Para mí son femimarxistoides andrófobas y sectarias– del domingo 8 de marzo (es ya asumido en España que esa marcha catapultó los contagios en Madrid), minimizar la amenaza de la plaga y poner la conveniencia política sobre la protección de la ciudadanía al ser prisionero de sus pactos para gobernar con la ultraizquierda (Podemos) y los separatistas vascos y catalanes.

Ustedes dirán: “Bueno, son cosas de España. No me importan”. Pero aquí viene lo otro muy fuerte que insinúa el muy bien informado, enterado y responsable Cebrián: no solo cuenta que desde setiembre la ONU y el BM ya habían advertido a los gobiernos lo que podía venirse, sino, además, que una plaga de estas podía haber sido originada en un laboratorio. Cebrián exige una rigurosa investigación para dilucidar si este patógeno es artificial… ¿El Laboratorio P-4, el más sofisticado centro chino de investigación virológica, no queda en Wuhan? Extraña coincidencia, ¿no?

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