Este lunes se realizará la sustentación de presupuesto de tres carteras ministeriales (FOTO: USI)
Este lunes se realizará la sustentación de presupuesto de tres carteras ministeriales (FOTO: USI)

Los resultados del referéndum del último domingo deberían sellar un nuevo inicio en la relación entre Ejecutivo y Legislativo, entre el presidente Martín Vizcarra y los partidos políticos de oposición, en particular Fuerza Popular y el Apra. Desde el Gobierno ese pareciera ser el temperamento.

El jefe de Estado declaró, apenas se conocieron los resultados a boca de urna, que no había vencedores ni vencidos. El primer ministro César Villanueva, por su parte, pidió dejar atrás las discrepancias y trabajar juntos para impulsar las reformas.

El último miércoles, el mandatario destacó el “cambio de actitud” del Parlamento y la buena disposición del presidente de ese poder del Estado para sacar adelante la ley orgánica de la Junta Nacional de Justicia. Expresiones que habrá que ver, en los próximos días, si reflejan la realidad o se quedan solo en buenos deseos.

Salaverry, por su parte, ha mostrado una actitud conciliadora, colaboradora y proactiva respecto a las propuestas del Ejecutivo. El problema es que, desde hace un buen tiempo –y él mismo lo ha dejado muy claro–, su voz no refleja el sentir de la primera mayoría congresal, que es Fuerza Popular, de la que se ha distanciado en mérito a su rol articulador con el gobierno de Martín Vizcarra.

Con excepción del legislador liberteño y voces aisladas de algunos independientes, no se ha advertido mayor entusiasmo de las diferentes bancadas al momento de responder al llamado presidencial. Parece que no se escuchara lo que la población reclama: apertura, responsabilidad, civismo y buena voluntad.

El jalón de orejas ciudadano, representado en ese más de 90% de votos en contra de la restitución de la bicameralidad y, por consiguiente, de rechazo a la reelección de los actuales congresistas, no parece aún haber sido asimilado por los inquilinos de la avenida Abancay.

Los reproches y el enrostramiento de supuestas falencias y debilidades del Gobierno persisten y no solo provienen de la oposición. También de filas ppkausas. La cantaleta de que falta acción ejecutiva o de que algunos ministros son unos ilustres desconocidos debería discutirse a la interna y no públicamente.

Pero para eso también tendría que haber apertura de parte del presidente y de su premier, quien haría bien si dejara de hincar al bloque oficialista. Aquí todos están llamados a jugar, no caben los espectadores.