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Congresito ¿cómo estamos? *

"Desde Huáscar y Atahualpa, somos un pueblo dividido, y unirnos es nuestro gran reto. El Congreso es reflejo de todo ello, problema y esperanza".  

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Congreso
"El primer Congreso Constituyente no se libró de una historia marcada por convulsiones políticas y militares".
Fecha Actualización

Hace 202 años se instaló en Lima el primer Congreso Constituyente, la primera institución política elegida por voto popular. Curiosamente, fue ante este recién instalado Congreso, convocado por él mismo, que el general José de San Martín se vio forzado a renunciar a su título de Protector del Perú.  

Si bien los diputados de entonces son claros precursores de nuestros congresistas, las virtudes de aquellos han ido desapareciendo y dando paso a defectos cada vez más sorprendentes. Aquel Congreso reunía a destacados representantes de las letras y las ciencias. Sin esos primeros políticos, instruidos en historia, economía y filosofía política, habría sido aún más difícil de lo que fue, abordar los desafíos que enfrentaba nuestra naciente república.  

¿Cuántos de los hoy parlamentarios habrían sido capaces de asumir tareas fundacionales como redactar la primera Constitución y organizar el territorio nacional? ¿Cuántos habrían enfrentado con sabiduría el reto de diseñar una nueva forma de gobierno, optando por un modelo republicano en vez de uno monárquico? Seguramente muy pocos, ya que a juzgar por la historia reciente, los parlamentarios de los últimos 50 años no destacan tanto por sus cualidades morales e intelectuales como por su adicción al poder clientelista, su defensa de intereses espurios, y su sumisión a líderes y partidos políticos que no ven más allá de sus bolsillos. Tuvimos suerte, porque con niños, mochasueldos, maltratadores de mujeres y amigos del hampa en ese primer Congreso, peor destino nos hubiese esperado como país.  

El primer Congreso Constituyente no se libró de una historia marcada por convulsiones políticas y militares. Si nosotros tuvimos que sufrir la revolución de Velasco, el autogolpe de Fujimori y el fiasco de Castillo, ellos debieron gestionar las derrotas ante los realistas y el motín de Balconcillo, el primer golpe de Estado de nuestra historia. Si hoy tenemos un Congreso fragmentado, en el de entonces convivían realistas y patriotas, a su vez divididos entre monarquistas y republicanos, estos últimos partidos en liberales y caudillistas.  

Desde Huáscar y Atahualpa, somos un pueblo dividido, y unirnos es nuestro gran reto. El Congreso es reflejo de todo ello, problema y esperanza.  

*De la letrilla con la que las tropas realistas se burlaban del Congreso tras la derrota del ejército patriota en Torata y Moquegua, en enero de 1823.