Vladimir Cerrón es el real artífice del plan de gobierno del candidato de Perú Libre Pedro Castillo. (Foto: Ángel Ramón)
Vladimir Cerrón es el real artífice del plan de gobierno del candidato de Perú Libre Pedro Castillo. (Foto: Ángel Ramón)

Señales claras de que la segunda vuelta para elegir al próximo presidente ya empezó con todo son los saltos que ha comenzado a dar el dólar, después de unas semanas de relativa estabilidad cambiaria. La Bolsa de Valores de Lima, a su vez, también tuvo una doble jornada negativa.

No es para menos. Al día de hoy Pedro Castillo, de Perú Libre, lidera la intención de voto. Que las empresas mineras –componente esencial de las transacciones en la BVL– estén nerviosas es comprensible dadas las declaraciones que sobre el tema ha dado este candidato, justo en un año en el que el precio de los metales favorece a nuestro país y podría ayudar a que la economía peruana salga más rápido de la crisis económica en que la ha dejado la pandemia.

Pero no son de menor preocupación los planteamientos de Perú Libre sobre el Sistema Privado de Pensiones (SPP). En el plan de gobierno, elaborado por su jefe, Vladimir Cerrón, se anuncia que eliminarán las AFP y se optará por volver a un sistema público de previsión social. Es decir, a una fórmula fracasada que, en nuestro país, los “viejitos” de décadas pasadas sufrieron en carne y arruga propia, gobierno tras gobierno. Quienes son mayores difícilmente podrán olvidar esas largas y constantes marchas de jubilados protestando por el maltrato, los atrasos y la miseria que recibían como mensualidad de parte del Estado.

Las interrogantes saltan por sí solas: de ganar Castillo, ¿qué pasará con los 7 millones de afiliados a las AFP?, ¿se les confiscará sus fondos aportados durante la vida laboral?, ¿cómo financiará el Estado las nuevas jubilaciones?, ¿se cerrarán las AFP?

El proyecto expropiador de Perú Libre, que incluye nacionalizar las actividades productivas en manos de empresas extranjeras, quizá pretenda también apoderarse de estas instituciones que, con los sucesivos retiros aprobados por el Congreso, bastante golpeadas han quedado. Y ojo, lo mismo sucede con la ONP, cuyos fondos públicos también fueron diezmados por el populismo de los congresistas.

Una cosa es aprovecharse del descontento popular ante las insuficiencias del sistema, pero otra embaucar nuevamente a los trabajadores ofreciéndoles una fórmula superada por la historia y las economías modernas.