"Lo que importa es controlar los contagios. A juzgar las cifras crecientes, no lo estamos haciendo. Esto no solo es relevante para evitar colapsar nuestra capacidad hospitalaria, que ya está ocurriendo, sino también para la reactivación económica". (Foto: Miguel Yovera)
"Lo que importa es controlar los contagios. A juzgar las cifras crecientes, no lo estamos haciendo. Esto no solo es relevante para evitar colapsar nuestra capacidad hospitalaria, que ya está ocurriendo, sino también para la reactivación económica". (Foto: Miguel Yovera)

La semana pasada perdimos mucho tiempo discutiendo sobre los números de fallecidos por COVID-19. ¿Importa tanto? Es obvio que el excedente de fallecidos con respecto a años anteriores se vincula directa o indirectamente al virus. Cuando estamos en altamar en medio de la tormenta, interesa poco si la gente falleció ahogada o porque le cayó el mástil encima. En ambos casos la tormenta los mató.

Lo que importa es controlar los contagios. A juzgar las cifras crecientes, no lo estamos haciendo. Esto no solo es relevante para evitar colapsar nuestra capacidad hospitalaria, que ya está ocurriendo, sino también para la reactivación económica. Controlar el virus y reactivar la economía son dos caras de la misma moneda.

La estrategia tiene que cambiar. Tenemos que aumentar exponencialmente las pruebas moleculares, hacer mejor seguimiento y aislamiento de los contagiados y limitar y controlar mejor los movimientos interprovinciales. No nos podemos confiar en que llegue la vacuna o la inmunidad de manada con la rapidez requerida, porque esto no va a ocurrir.

En cuanto a las vacunas, es poco probable que lleguen masivamente al Perú antes del segundo semestre del 2021, digan lo que digan. Para estar primeros en la cola había que comprometer recursos económicos o participar como voluntarios en las pruebas de eficacia de las distintas vacunas. Que yo sepa no hemos hecho ni lo uno ni lo otro. Varios países han comprometido en conjunto miles de millones de dólares para desarrollar o tener acceso prioritario a las vacunas o sus ciudadanos se ofrecieron de voluntarios para probarlas. A ellos les llegarán primero.

Hay otros que piensan ilusamente que la solución llegará del cielo en forma de inmunidad de manada. Han publicado cifras poco creíbles de prevalencia que indican que el 71% de la población de Loreto, el 29% de la de Lambayeque o el 25% de la de Lima Metropolitana ya tuvo el virus y anticipan que para fin de año la mitad de la población estará contagiada, sin inmutarse por la crisis sanitaria que eso implicaría. Estas cifras no cuadran con las halladas en otros lugares (Nueva York 6.9%, Madrid 11% y España 5%) que descartan una inmunidad colectiva próxima. La mala calidad de las pruebas rápidas en el Perú podría explicar estas altas prevalencias. Mientras tanto solo queda cambiar nuestra estrategia de control de contagios y cruzar los dedos para que lleguen pronto las vacunas. No hay espacio para la autocomplacencia.

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