(Midjourney/Perú21)
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Las expectativas determinan el crecimiento económico, pues se trata de creencias, justificadas o no, que los agentes económicos (consumidores e inversionistas) se hacen con respecto del futuro de la economía. Sobre la base de esas creencias toman decisiones de inversión y de gasto. Si las expectativas son negativas, pues postergan sus decisiones y, por ende, no se crea empleo ni se reduce la pobreza. Si son positivas, entonces gastan e invierten. No hay duda de que, para crecer a tasas por encima de 4% y sostenibles, hay que volver a creer.

Una economía crece cuando existe un entorno de credibilidad. Eso se logra con resultados. Piense en un equipo de fútbol. ¿Cómo se hace creíble para que los hinchas vayan al estadio? Con resultados positivos. Algo similar ocurre con la economía. ¿Eso significa que no tenemos nada que mostrar? No, nuestro banco central funciona bien y los equilibrios básicos de la economía están bajo control. El problema es que son el equivalente a los cimientos de una casa: necesitas construir la casa para recibir bienestar. ¿Y cómo se construye la casa? Con resultados en temas como seguridad ciudadana, educación, salud, infraestructura, etc. Los ciudadanos necesitan mejorar su calidad de vida y ese es un problema que viene de décadas atrás. No obstante, la turbulencia política, unida a la pandemia, ha creado un entorno en el que nadie sabe qué pasará; no solo eso, sino que si usted, estimado lector, conversa con cualquier ciudadano, escuchará que todo está mal. Lo curioso, por decir lo menos, es que todos creen tener la solución, como si fuera lo más simple del mundo.

Si eso es así, la pregunta es ¿cómo hacemos para volver a creer? Una opción es viendo datos para concluir que no todo está mal. Inflación bajo control, tipo de cambio relativamente estable, alto nivel de reservas y deuda pública baja, entre otros, son señales positivas. Sin embargo, no son suficientes para enfrentar el problema central: una economía que crece poco. Tal vez quienes pensaban que crecer no era tan importante hoy estén cambiando de opinión. Ojo que el último dato que corresponde al mes de abril es bueno, pues la economía creció 5.28%, que esperemos que sea sostenible. Solo así se sentirá en el bolsillo de todos.

El Banco Central toma todos los meses encuestas sobre las expectativas a tres grupos: analistas económicos, empresas financieras y empresas no financieras. La última encuesta, con data al 31 de mayo, señala lo siguiente: primero, la inflación se espera que se ubique entre 2.6% y 3.0% en este 2024, dentro de la meta del BCR. Segundo, el crecimiento económico fluctuaría entre 2.5% y 2.7%, cifras menores que la proyección oficial del MEF (3.1%) y del BCR (3.0%); en cualquier caso, es un crecimiento lento, pero mejor a la caída de 2023. Tercero, respecto del tipo de cambio, las expectativas asumen estabilidad, pues se espera que cierre el año en 3.75 soles por dólar. Cuarto, la tasa de interés de referencia se espera que cierre el año en 4.75%.

Todo bien, pero el crecimiento todavía lento. Más aún, no hay reformas que conecten al crecimiento con el bienestar de todos. Ni el Ejecutivo ni el Poder Legislativo comprenden que hay que impulsar reformas. Leyes populistas no llevan a nada. Lo peor es que nuestra propia historia lo demuestra.

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