PARTIDO DE FUTBOL POR EL TORNEO DEL INCA 2014 ENTRE LOS EQUIPOS DE UNIVERSITARIO DE DEPORTES CONTRA LA UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO EN EL ESTADIO MONUMENTAL DE ATE.
PARTIDO DE FUTBOL POR EL TORNEO DEL INCA 2014 ENTRE LOS EQUIPOS DE UNIVERSITARIO DE DEPORTES CONTRA LA UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO EN EL ESTADIO MONUMENTAL DE ATE.

Está muy bien que en los medios y las redes peruanas haya surgido conmoción por el racismo evidente que vive la comunidad afrodescendiente en Estados Unidos, donde si eres negro, uno de los momentos más difíciles que puedes enfrentar en tu vida es que un policía blanco te detenga. Difícil imaginar que la muerte de George Floyd no estremezca a cualquiera con un mínimo sentido de humanidad. Pero, seamos sinceros, en esa solidaridad virtual que llevó a muchos a colocar en sus redes la frase “black lives matter”, que se ha convertido en la frase políticamente correcta del momento, existe un aroma a doble rasero. Entre los que se sumaron a esa campaña no faltan los que en su propia tierra cholean sin parpadear y son incapaces de aceptar el papel que ellos mismos juegan en la exclusión cotidiana que se vive en nuestro país. Si en Estados Unidos el racismo está institucionalizado, en Perú está naturalizado: la discriminación forma parte de lo que consideramos como la estructura natural de las cosas.

Es más fácil hablar del racismo en un país lejano que intentar quitarnos la viga que nos impide ver nuestras propias contradicciones, así que esta es una buena oportunidad para entender la profundidad de la discriminación en un país como el nuestro, que, desde que nacemos, nos inserta a un sistema todavía colonialista. Hacerlo implica entender que esa tara se manifiesta no solo como violencia física o verbal, sino como una estructura de privilegios sociales que benefician a unos más que otros. Reconocerlo, sobre todo para quienes hemos tenido el camino más llano gracias a ese orden de las cosas, es el primer paso para eliminarlo, un trabajo que nunca llega realmente a terminarse.

En Perú, a pesar de ser un país mayoritariamente mestizo y andino, se habla poco de esta división social y racial. Lo más grave es que algunos creen que esta no existe o, más bien, ni les importa.