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Hace semanas salió una propuesta de colegiatura obligatoria para poder ejercer el periodismo. También se ha hablado de lo mismo para administradores y para otras profesiones. Para quienes no saben, la colegiatura obligatoria significa que para poder ejercer tu profesión, o por lo menos ejercerla de forma oficial, necesitas pertenecer a un colegio profesional, por ejemplo, al colegio de abogados, al colegio de médicos, colegio de psicólogos, etc.

¿Cuál es la finalidad de esto? Garantizar, supuestamente, la calidad de los profesionales. Garantizar que solo ejerzan aquellos que están realmente capacitados para hacerlo. Y, para eso, quienes quieran colegiarse pagan su cuota o, de lo contrario, quedarán inhabilitados. Todo suena bonito hasta ahí, pero siempre nos olvidamos del cómo.

¿A qué viene todo esto? A la crisis que estamos viviendo en el Perú. Les cuento que los jueces, los magistrados, los abogados, son todos colegiados. Pertenecen todos a un colegio profesional que existe para protegernos de los malos profesionales y no es ajeno a intereses políticos ni a redes de amiguismos ni a denuncias oscuras.

Todos hablan de cómo la corrupción ha llegado a todos lados en el Poder Judicial, de cómo ya todos sabíamos lo corruptos que son muchos abogados, que a los jueces se les compra. ¿Por qué nadie cuestiona, entonces, la propia existencia de un colegio que los habilitó para trabajar como lo hicieron? ¿Era posible que la institución evite esta crisis? Si la respuesta es no, entonces, ¿para qué existe? ¿Solo para cobrar cuotas y llenarse los bolsillos?

Si la respuesta es que sí pudo hacer algo, pero que se taparon los ojos ante la evidente corrupción, entonces, ¿sirve tener un colegio igual de corrompible que los abogados que lo integran? ¿De verdad los colegios profesionales tienen la capacidad de garantizar algo?

Para mí el problema con todo esto es que nos estamos distrayendo en discusiones sobre el fujimorismo, la izquierda, la derecha, los intereses y nadie se está dando cuenta de que el problema con la corrupción no pasa por el fujimorismo, o la izquierda o la derecha. Hay muchas variables, muchísimas, que han permitido florecer a grupos que solo buscan poder y, para mí, esta crisis ha revelado algo de lo que no muchos hablan: que el colegio de abogados no sirve.

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