La coca en el VRAEM. (USI)
La coca en el VRAEM. (USI)

Las importantes noticias acerca de los primeros temblores por la múltiple corruptela en torno a Obdebrecht –se pronostica un gran terremoto– han hecho pasar desapercibido el último informe de la ONU acerca de la situación de la producción de hoja de coca en el país. El área sembrada aumentó en 9% durante 2016, aunque ahora se siembran 43 mil hectáreas, semejantes al área sembrada en el año 2000.

En los últimos años, con una fuerte ayuda internacional, se consigue erradicar un promedio de 30 mil hectáreas anualmente, la gran mayoría cultivos nuevos. En grueso, el 47% de los cultivos totales, cada año. Esta sí que es una guerra prolongada, pero en un angustiante empate permanente. Sin embargo, el área cultivada de coca en el Vraem era el 26% del total en el año 2000, en 2010 aumentó al 32% y en 2016 representó el 46%. Acá sí no podemos decir que la cosa anda pareja.

Hay que reconocer que las cosas no van bien, a pesar de la rigidez de las normas legales (15 leyes, seis decretos legislativos, ocho decretos supremos, etc.), el principal insumo para la cocaína sigue en su sitio. Si bien es cierto que no era su principal objetivo, hace ya ocho años que las FF.AA. y PNP-Comando Vraem conviven con una situación económico-social donde anidan la extendida corrupción civil y uniformada, delincuencia y violencia de todo tipo. El sentido común aconseja un cambio radical de la estrategia.

Luchar contra la demanda exterior de la cocaína y el pingüe negocio para las firmas locales, acopio de coca y poceros, hace difícil pero no imposible el éxito de un vigoroso programa de sustitución de cultivos e impulso prioritario del desarrollo de la zona. El argumento de que no se puede erradicar la coca en el Vraem, porque de hacerlo se favorecería a los “remanentes senderistas” (por lo del “caldo de cultivo”), ya empieza a parecer un pretexto de los narcos para continuar con su negocio.

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