Coaliciones de independientes

El Perú cuenta con una democracia sin partidos.
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Politólogo

El Perú cuenta con una democracia sin partidos. Luego de la caída del gobierno de Fujimori, el Apra y el PPC parecieron adquirir nueva fuerza, pero ninguno logró reconstruir su organización ni participar de manera activa en todo el territorio nacional. Tampoco surgieron partidos fuertes durante los 90 y los 2000, por lo que en la actualidad nos encontramos en un escenario que plantea un reto a una de las ideas más arraigadas de la teoría política, que la democracia no puede funcionar sin partidos.

Mal que bien, la democracia se ha mantenido de manera ininterrumpida por más de 12 años, con lo cual se supera nuestra marca histórica. Sin embargo, es poco lo que sabemos sobre cómo funciona. En mi reciente libro Coaliciones de independientes. Las reglas no escritas de la política electoral (Lima: IEP) intento responder a parte de esta interrogante.

Desde el análisis de las estrategias asumidas por los políticos, argumento que estos se asocian de manera coyuntural para maximizar sus oportunidades electorales sobre la base de reputaciones personales. Candidatos con una buena imagen pública o acceso a financiamiento y medios de comunicación serán vistos como mejores aliados que otros menos conocidos. Concluido el periodo electoral las alianzas suelen quebrarse y los políticos quedan libres para buscar nuevos socios en vísperas del siguiente periodo electoral. Esta forma de articulación de la oferta política constituye lo que llamo coaliciones de independientes.

Lejos de partidos funcionales, las coaliciones de independientes no cuentan con una organización de base o un escalafón donde los cuadros pueden desarrollar una carrera política. Dado que su utilidad solo es electoral (permiten colocar candidatos en todos los niveles y realizar una campaña común), el cambio partidario o transfuguismo se ha convertido en la norma implícita para hacer una carrera política en el país. Por ejemplo, más de la mitad de los actuales congresistas han pertenecido a más de un partido, mientras que más del 60% de los alcaldes provinciales electos en octubre han sido candidatos de entre dos y tres agrupaciones distintas.

Sin una real organización, las coaliciones se sustentan en sustitutos partidarios que permiten realizar campañas electorales. A través de empresas privadas se han otorgado balones de gas, fotocopiadoras y becas de estudio; los medios de comunicación han creado figuras conocidas a nivel regional, mientras que operadores contratados han permitido movilizar personas a los mítines. A través de estos mecanismos, la democracia peruana ha podido funcionar en su componente más básico, la competencia electoral, pero con altos costos para la representación política y la institucionalidad del país en su conjunto.

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