El presidente Martín Vizcarra dijo que espera acortar los plazos usuales de extradición desde Estados Unidos en el caso de Alejandro Toledo. (FOTO: USI)
El presidente Martín Vizcarra dijo que espera acortar los plazos usuales de extradición desde Estados Unidos en el caso de Alejandro Toledo. (FOTO: USI)

En nuestro editorial de ayer reflexionábamos sobre la oportunidad que tiene el presidente Martín Vizcarra. Ha llegado al poder de una manera sui géneris y, a pesar de ello, ha logrado colocarse a la cabeza de una cruzada que la ciudadanía respalda con entusiasmo. La pregunta, sin embargo, es cómo podría el presidente Vizcarra articular las políticas públicas que desde el Poder Ejecutivo diseñe con una bancada que va desintegrándose día tras día y que cada vez tiene menos capacidad operativa en el Parlamento. Quizás haya una solución ya en marcha.

Si el presidente logra que se forme una coalición de congresistas independientes o de bancadas que antepongan los intereses del país a los personales, podría consolidar, a través del diálogo, una agenda mínima para impulsar los cambios de los que se ha hecho abanderado: la reforma de nuestra administración de justicia, la reforma del sistema político y la implementación de la infraestructura necesaria para que los mercados continúen andando con celeridad. La falta de una bancada es, como ya lo dijimos, un problema, pero también una oportunidad.

Hoy el presidente goza de una fuerza política que emana directamente de la ciudadanía. Ese poder difícilmente será enfrentado por alguna de las tiendas políticas que están representadas en el Congreso. Así, si es que se logra encontrar a los buscadores de consenso adecuados, el gobierno podría perfectamente sacar adelante la parte medular de su plan sin la necesidad de una bancada en el sentido más estricto de la palabra. No es, por supuesto, una misión sencilla: el ambiente está enrarecido y bastante polarizado.

En Perú21 somos optimistas de que habrá consenso político para superar la crisis y el clima de confrontación que ha paralizado el país en los últimos meses. Que los procesos judiciales se encajonen en el fuero estrictamente legal y que la política grande empiece a funcionar en los espacios donde tiene que hacerlo. Esta segunda mitad del quinquenio bien podría sentar las bases para llegar al bicentenario con la posibilidad real de continuar las reformas emprendidas e iniciar las pendientes. El Parlamento y el presidente tienen un reto que pueden, juntos, cumplir. Por el bien del Perú, ojalá que así sea.

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