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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

En su último mensaje por Fiestas Patrias, el presidente ofreció un discurso que, aunque para muchos fue insuficiente y demasiado sesgado al recuento de logros, reflejó más o menos fidedignamente la política del gobierno. Y es que gran parte de los peruanos estamos de acuerdo con la política social y educativa que esta administración ha llevado a cabo.

En lo social, a las buenas políticas creadas previamente como Juntos y los programas de electrificación rural, vivienda, agua y saneamiento (estos últimos bajo la prioridad estructural que se le ha venido dando a la inversión pública) se suma la evaluación docente y la priorización de la infraestructura educativa a través de la inversión pública y del apoyo privado mediante los regímenes de APP y Obras por Impuestos.

Así, el recuento expuesto no solo fue claro en lo que respecta a la consolidación de las políticas iniciadas por gobiernos anteriores, sino por el aporte en su sostenibilidad técnica, llevado a cabo por dos sectores manejados de forma profesional.

En cuanto al crecimiento económico, pieza clave para la sostenibilidad de cualquier política de inclusión social, el mensaje hizo referencia a dos estrategias: el impulso de las APP, por medio de una ambiciosa lista de proyectos de inversión entregados en concesión al sector privado, y el plan de diversificación productiva. Sin embargo, el éxito de estas estrategias está en el compromiso tanto del Estado como del sector privado. Y aquí es donde radica el talón de Aquiles del gobierno, el Estado ha continuado su tendencia hacia la desconexión interna entre sus propias entidades y se observó el deterioro en las relaciones público-privadas.

La caída abrumadora de la confianza empresarial, a pesar de las buenas políticas mencionadas, enmarcadas en la continuidad del modelo económico, es prueba de ello. Adicionalmente, la no mención a la Alianza del Pacífico es clara muestra de la ausencia del sector privado en las prioridades del presidente.