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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Leo las recomendaciones estratégicas de un prestigioso 'think tank' internacional sobre los mercados de monedas, donde se describe que si bien las monedas emergentes se han depreciado drásticamente respecto del dólar, estas se han apreciado con relación a otras monedas desarrolladas como el euro y el yen. Y el comportamiento del nuevo sol no es la excepción. En el último año, se devaluó en 11.8% respecto del dólar, se apreció en 12% y 8% con relación al euro y el yen.

Esta devaluación sería reflejo de la fortaleza del dólar y no un fenómeno de debilidad emergente. Hacia adelante, concluye, habría una significativa depreciación de las monedas emergentes frente al euro y el yen. Refuerza esta perspectiva la balanza de pagos. Mientras que la mayoría de países emergentes muestran déficits significativos en cuenta corriente, la zona Euro tiene un alto superávit y en Japón este viene creciendo. Así, no se descarta la fortaleza del euro y del yen.

Si bien el argumento de los crecientes déficits en cuenta corriente en la trayectoria cambiaria es innegable, generalizarlo es peligroso, especialmente si se utiliza para tomar decisiones de largo plazo.

Y es que el déficit en cuenta corriente de una economía abierta, con apertura comercial y favorable a la inversión privada como la peruana, se explica casi solo por la repatriación de utilidades de las empresas extranjeras en el país y no por consumo estructural de bienes importados o el pago permanente de intereses por concepto de un excesivo nivel de deuda pública o privada. Así, la aparente debilidad de nuestras cuentas externas es producto de una innegable fortaleza: la significativa inversión extranjera. Así, la repatriación de utilidades y por ello el déficit en cuenta corriente deberían ir bajando por inercia con la menor utilidad del sector minero.

El déficit en cuenta corriente dejó de ser hace tiempo un problema estructural y pasó a ser el reflejo flexible de la performance empresarial.